Ni el martes de carnaval: dos violentos robos ponen otra vez en jaque la inseguridad en la región
En 149 y 38 asaltaron y golpearon a un taxista en plena madrugada. Y en 66 y 122 otro hombre armado amenazó a conductores a bajarse de los vehículos como ocurrió la semana pasada en Altos de San Lorenzo con el caso de Kim.
Ni siquiera el martes de carnaval, ni el temporal o la tormenta frenan la ola de inseguridad que acecha a la región: esta madrugada dos nuevos hechos delictivos sacudieron la tranquilidad de los vecinos y volvieron a poner en el tapete la necesidad de implementar una nueva estrategia para prevenir el delito y combatir a los delincuentes antes de que ataquen.
Por un lado, un taxista fue violentamente atacado, robado y abandonado en barrio El Retiro, luego de tomar una vieja en la zona del centro.
El hecho ocurrió en las primeras horas de la madrugada de este martes en 149 y 38, en donde el conductor del disco 367 tuvo que ser asistido por el personal de la Subcomisaría La Unión que se hizo presente en el lugar.
Tres patrulleros recorrieron la zona para intentar dar con los malvivientes que hasta el momento no pudieron ser capturados.
Por lo ocurrido se abrió una investigación, pero tanto desde el ambiente de los trabajadores choferes de los taxis y remises como de gran parte de la ciudadanía, se reflotó el pedido para que haya más presencia de la policía en la calle, especialmente después de las 22, en donde algunos barrios parecen estar libres para el accionar de los delincuentes.
El otro grave episodio que hizo recordar a lo sucedido hace exactamente una semana en la esquina de 25 y 72 con la mamá de Kim Gómez a metros de un semáforo ocurrió en el cruce de las Avenidas 122 y 66. Allí, un hombre a punta de pistola amenazó a por lo menos tres personas que esperaban la luz verde para cruzar en el semáforo.
Una de las víctimas dio aviso al puesto policial que está a menos de 30 metros del lugar y el sujeto terminó siendo aprehendido por la policía.
Los hechos dejaron en evidencia la desprotección que se siente en las afueras de La Plata, en especial cuando llega la noche y disminuye la circulación de autos y personas en las calles.