Ola de robos en La Plata: arrebatos, estafas y comerciantes en alerta

A todo hora y con distintas modalidades, los episodios de inseguridad se multiplican en la región y colman la paciencia de los ciudadanos.

Tres nuevos episodios de inseguridad sacudieron distintos puntos de la ciudad de La Plata en los últimos días, dejando en evidencia una creciente preocupación entre vecinos y comerciantes. Desde robos domiciliarios hasta intentos de estafa en locales comerciales, los casos reflejan modalidades delictivas cada vez más audaces y un fuerte sentimiento de desprotección por parte de las víctimas.

En City Bell, un delincuente ingresó durante la madrugada a una vivienda ubicada en la calle 28 entre 476 y 477. Mientras los propietarios dormían, el sujeto trepó un muro perimetral y escaló un murallón hasta acceder al patio trasero. Allí, permaneció por al menos siete minutos y logró sustraer un par de zapatillas antes de huir. Todo el accionar quedó registrado por las cámaras de seguridad del domicilio, pero, a pesar de las imágenes, el ladrón no fue identificado ni detenido.

Por otro lado, en el barrio La Loma, una comerciante del rubro indumentaria logró frustrar un intento de estafa por más de 105 mil pesos. El hecho ocurrió en un local de avenida 25 entre 39 y 40, donde una mujer intentó concretar una compra mostrando un comprobante apócrifo de Mercado Pago. El supuesto pago incluía los datos correctos del comercio y, a simple vista, resultaba convincente. Sin embargo, el dinero no ingresó en la cuenta de la vendedora, lo que generó una discusión que terminó con la sospechosa huyendo en un automóvil, junto a un presunto cómplice que la esperaba.

Un tercer episodio tuvo lugar en un local comercial, donde el dueño descubrió días después el robo de dos celulares al revisar las cámaras de seguridad. El hecho ocurrió el lunes 5 de mayo, pero el comerciante notó el faltante recién el jueves siguiente. Según relató, los delincuentes actuaron en pareja y aplicaron una modalidad de distracción: mientras uno mantenía al dueño ocupado con una conversación, el otro sustraía los dispositivos sin ser advertido. Las cámaras registraron al ladrón vistiendo zapatillas azules y blancas, pantalón verde, remera gris y campera azul. Aunque el comerciante no presentó una denuncia formal, expresó su deseo de difundir el caso para alertar a otros locales sobre esta forma de operar.

Estos tres hechos, aunque diferentes en sus características, exponen una problemática común: la sensación de vulnerabilidad frente a un delito que no solo se repite, sino que se adapta, encuentra nuevas formas y, en muchos casos, queda impune.

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