En una nueva ronda de declaraciones, el joven y su padre, José María Ventura, estuvieron frente al Tribunal y narraron los sucesos que les tocó atravesar. Además, declaran amigos de Fernando Báez Sosa y el policía que le practicó RCP.
En el tercer día del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, continúa el paso de los testigos por los banquillos del Tribunal de Dolores. La audiencia comenzó pasadas las nueve de la mañana y contó con la declaración de Pablo y José María Ventura y contará con el testimonio de los empleados de seguridad del boliche Le Brique, tres amigos de Fernando y el policía que le practicó RCP a Fernando Báez Sosa.
Antes de ingresar a la sala, al ser consultado por la prensa, Pablo Ventura aseguró: "Hasta el día de hoy no sé por qué los rugbiers me acusaron ni quien fue". Además, agregó: "Yo me enteré después que me nombraban siempre, pero ninguno nunca me dijo nada en la cara", tras asegurar que no conocía a ninguno de los implicados en el crimen.
"En las noticias decian que era el rugbier número 11 y que alguien me había nombrado", agregó. "Después de lo ocurrido no pude salir a la calle tranquilo hasta antes de la pandemia, perdí la privacidad", sentenció.
Ya frente al Tribunal, Ventura afirmó: "Una vez me enteré que hablo mal de mi (Lucas Pertossi), dijo que yo le parecía un tonto. Nos miramos mal en un boliche".
Al ser consultado por lo que le tocó pasar, Ventura continuó: "Me vino a buscar la Policía a mi casa, me llevan a campana, no estaba esposado ni nada. Me sacan el DNI y el celular y me dicen que tengo que ir Gesell por el asesinato de un chico. Me esposan y me suben a un auto. En Villa Gesell me recibe la DDI y cuando llego ahí preguntaba porqué estoy ahí y ahí me explican que se me inculpaba del asesinato de un chico”.
“Estuve 3 o 4 días incomunicado. El lunes me llevaron a declarar, me llevaron tapado primero. Me encuentro con mi abogado que me dice que voy a tener que declarar. Yo dije que sí porque no tenía nada que ver”, señaló.
"Varias veces los he visto pelear a la salida del boliche o en jodas. Siempre era en grupo, iban contra dos personas y ellos eran mayoría", detalló el joven.
Luego fue el turno de su padre, quien declaró: "Nos hicieron mucho daño. No es por hacernos las víctimas, pero nos cambió la vida porque Pablo no quería salir de casa. Después de a poco empezó a salir a remar y salir al gimnasio".
"Tuvimos bronca mucho tiempo. ‘¿Por qué tanta cizaña?’, pensábamos. Aparte de bronca, lo que tenían estas personas contra mi hijo era envidia, porque él era completamente diferente a ellos", afirmó.
"Después de la barbaridad que hicieron, para mí, son asesinos", dijo sobre los rugbiers acusados: "Hicieron un acto de cobardía total: nombrar un inocente. Los diez. Y hablo de los diez, porque tanto (Alejo) Milanesi como (Juan Pedro) Guarino (sobreseídos en la causa) estaban al momento del allanamiento y ellos escucharon quien lo dijo. ¡Yo digo que son unos cobardes!".