Dos brutales robos contra ancianos en la zona Norte de la ciudad: ningún detenido
Ambos hechos, uno en una casa de Villa Elisa y otro en Ringuelet, fueron primicia de este diario. Buscan a los ladrones e investigan si se trata de una única banda.
La víctima se salvó de milagro pero no pudo evitar que entre 10 y 15 criminales arrasaran con su vivienda. Investigan los móviles del ataque.
26/05/2020 - 00:00hs
Un aparente robo, que también es investigado como un posible ajuste de cuentas. Un hombre con un tiro en la cabeza, que solo por fortuna terminó siendo un roce sin mayores inconvenientes para su salud.
Además, su propia casa del barrio de San Carlos completamente incendiada por los mismos sujetos que le dispararon, y que antes de que las llamas consuman todo a su paso, se apoderaron de los elementos de valor que había dentro de la propiedad.
Esa sucesión de ilícitos, como si de una película de acción se tratase, se registró durante la tarde del domingo y la madrugada de este lunes.
Fuentes policiales le contaron a este medio que el primer capítulo de esta macabra novela se escribió antes de que se ponga el sol en la zona de 151 y 36. Allí, el protagonista y, a su vez, víctima de todo esto, circulaba con su moto cuando fue sorprendido por al menos dos individuos, que quisieron robársela.
Al no poder, no dudaron en gatillar el arma que uno de ellos manipulaba y el proyectil impactó en el cuero cabelludo de la otra parte. Por suerte, el balazo fue solo un roce que no requirió asistencia médica.
Los criminales se dieron a la fuga y el damnificado regresó después a su hogar, ubicado a pocos metros de allí. Sin embargo, la tranquilidad estaría lejos de regresar y el susto se volvería todavía más grande, si es que acaso se puede. Lo cierto es que aquellos sujetos que pretendieron volarle los sesos fueron por más y, cerca de la 1 ya del lunes, se hicieron presentes en su domicilio.
GAD e Infantería
La intención, desde ya, no era amistosa. Lo primero que hicieron los maleantes fue entrar a la fuerza al lugar, pateando la puerta. Ahora no eran dos ni tres, sino “entre 10 y 15” revoltosos, de acuerdo a un vocero. Saquearon la propiedad, robándose todo lo que consideraron de interés, y ante esa terrible irrupción el dueño del lugar escapó corriendo y se refugió en lo de un allegado.
Los atracadores, no conformes, procedieron al penúltimo episodio criminal y prendieron fuego la construcción, destruyéndola por completo. Pero la novela no había terminado, no todavía, ya que cuando un llamado al 911 alertó a la policía, varios patrulleros se hicieron presentes. No pudieron hacer demasiado: fueron recibidos por una lluvia de piedras que los obligaron a replegarse, primero, y a desertar después, no sin antes solicitar el apoyo del GAD.
Ni siquiera pudieron arrimarse las dotaciones de bomberos, para sofocar el foco ígneo.
La mujer del daminificado, víctima también ella del incendio y el robo, radicó la denuncia en la subcomisaría La Unión, donde hasta el cierre de esta edición aun no había ido el hombre para brindar su testimonio.
“Lo que dijo su esposa es que su marido discutió a la tarde con unos vecinos, pero después dijo que le quisieron robar”, resumió un jefe de la fuerza. Añadió: “Estos vecinos después tomaron represalias y quemaron su casa. Cuando llegaron los móviles les empezaron a tirar piedras, aunque no pasó a mayores. Ahora está todo más calmado, aunque se dejó apostada una unidad de Infantería”.
Para cerrar, sin descartar la hipótesis del ilícito, el pesquisa admitió que también puede ser un problema vecinal entre ellos, o un problema de drogas. Tampoco eliminan la posibilidad de una venganza por algún abuso sexual.