La Plata

Luna de Villa Elvira

Un grupo de jóvenes evitó la desaparición de un Centro de Fomento que hoy brinda contención a más de trescientos chicos

Así como en la película Luna de Avellaneda los personajes de Ricardo Darín, Mercedes Morán y Eduardo Blanco evitaban la desa­parición de su club, en el barrio de Villa Elvira, en 120 y 75, jóvenes del lugar se hicieron cargo de la paupérrima situación que atravesaba el Centro de Fomento y decidieron levantarlo. Al día de hoy, llevan seis meses de trabajo y ya triplicaron la cantidad de socios.      

Esta institución, que tiene 78 años de historia y que supo ser un lugar emblemático de reuniones, había entrado en un estado de abandono total: ediliciamente se caía a pedazos y estaba acéfala. 

Hasta el desembarco de los reactivadores del espacio, que crecieron practicando deportes en el lugar, las instalaciones apenas eran usadas para actos políticos y para que funcionara una bailanta. 

“Yo acá hice muchos años de baile, mi hermano, fútbol y otro hermano mío, básquet. Queremos que vuelva a ser lo que era antes” dijo Josefina Miranda, una de las líderes del proyecto. 

Para que esto suceda, los encargados de la nueva gestión están trabajando incansablemente. Y los resultados están a la vista: mejoraron el gimnasio, colocaron un nuevo portón de entrada y levantaron paredes que se habían caído. “Los vecinos, al ver los cambios, empezaron a acercarse y a respaldarnos. Somos la representación que quieren para el club” dijo a Hoy Luciano Witt, uno de los mentores del proyecto, y agregó: “Tenemos que regularizar los papeles. El intendente se comprometió a darnos una mano para lograrlo. Esperemos que cumpla”.

Desde que comenzaron con el proyecto, la cantidad de socios y las actividades deportivas se  multiplicaron. “Acá doy patín desde hace treinta años. Antes de que vinieran estos chicos, tenía que dejarle a la Comisión Directiva un porcentaje de mi ganancia. Todo para no aumentar la cuota”, dijo Marcelo Dávila, entrenador de la Escuela Argentina de Patín de Villa Elvira, que funciona en las instalaciones del centro de fomento.

La nueva Comisión se jacta de haber conseguido todo gracias a una buena gestión. “El secreto está en administrar bien los recursos. Manejamos el kiosco, organizamos torneos de truco, torneos de vóley, así vamos recaudando fondos”, dijo Josefina Miranda. Aunque no todo se paga con kermeses. La reparación del techo cuesta 400.000 pesos: “Necesitamos estar en regla para poder acceder a un subsidio” dijo Witt.

El próximo 20 de agosto se festejará el cumpleaños del Centro de Fomento. Para ese día, los entusiastas que pusieron de pie este lugar esperan el mejor regalo de la comunidad: pintura y materiales de construcción para seguir convirtiendo este inmenso sueño en una gratificante realidad.  

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