EN FOCO

La droga y la destrucción de las futuras generaciones

Muy lejos parece haber quedado la época en que la Argentina era considerada un territorio de tránsito del narcotráfico, con poco consumo y casi nula producción de drogas. Hoy, el flagelo del poder narco azota a nuestro país como nunca antes en su historia, poniendo en riesgo a toda la sociedad.

La complicidad mostrada por el kirchnerismo con el accionar narco, durante la mal llamada década ganada, hizo que los integrantes de los carteles tuvieran ingreso irrestricto y sin control. Así fue como nuestro país se convirtió en productor y exportador de estupefacientes. No sólo no referimos a la cocaína, sino también a las llamadas drogas sintéticas (éxtasis, popper, ketamina, etc) que se fabrican a través de procesos químicos. Cabe recordar que el llamado triple crimen de General Rodríguez, que involucra a Aníbal “La Morsa” Fernández, estuvo estrechamente vinculado con la llamada mafia de la efedrina, insumo principal que se utiliza para la elaboración de drogas sintéticas.

La muerte de cinco jóvenes y la intoxicación de al menos otras cinco (uno de ellos menor de edad) en una fiesta electrónica desarrollada en Costa Salguero, demuestra que la droga no reconoce colores políticos ni estratos sociales. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que desde hace 9 años viene siendo manejado por el PRO, primero con Mauricio Macri y ahora por Horacio Rodríguez Larreta, no puede hacerse el distraído y acusar a otros por lo sucedido ya que también tiene cierta connivencia con el narcotráfico. Sólo basta ver lo que sucede en la Villa 1 11 14.

El crecimiento exponencial del narcotráfico en la Argentina está destruyendo a las próximas generaciones. A los más pobres lo hace a través del Paco, una sustancia que genera gran adicción al producirse con los residuos de la cocaína, dañando severamente el cerebro de los consumidores; y a los miembros de las familias más acomodadas a través de las drogas sintéticas y de diseño, que causan brotes psicóticos y muertes súbitas.

Un consumo sin precedentes de estupefacientes en nuestro país ha llevado a que la inseguridad crezca como nunca. Una clara muestra fue lo ocurrido ayer en La Plata, cuando dos ladrones interceptaron a una pareja de jóvenes, de 24 y 22 años, para robarle un celular. Los chicos terminaron siendo baleados y ahora la joven está en estado desesperante, luchando por su vida (ver La balearon en el ojo durante un asalto en el centro).

El incremento de violencia en los hechos delictivos está directamente asociada al consumo de drogas. Por eso, muchos de los que terminan volcándose al delito, ante una situación social y económica que no les ofrece otra alternativa, terminan perdiendo cualquier tipo de inhibición moral por el consumo de estupefacientes. No tienen absolutamente nada que perder: como no respetan su propia vida, muchos tampoco tienen conciencia de lo que significa quitar una vida ajena.
El año pasado, las palabras del Papa Francisco alertando por la posible “mexicanización” de la Argentina, fue tomada con recelo por parte de una parte importante de la clase política que se niega a aceptar a la droga y el narcotráfico como un problema acuciante para la Argentina.

Durante el kirchnerismo, se permitió que proliferaran las pistas de aviones clandestinas, se redujo al extremo la cantidad de gendarmes en las fronteras convirtiendo a las mismas en un colador, y se fomentó una desprofesionalización de las fuerzas de seguridad y de los Servicios de Inteligencia en la lucha contra el narcotráfico.

El gobierno actual, en vez de cambiar esta situación, parece caer en los mismos errores profundizándolos, sumergiendo a la Argentina en un estado de indefensión muy grande. La muerte de cinco chicos y el grave estado de otros cinco en Costa Salguero, es una evidencia más de cómo el avance irrestricto que ha tenido la droga en nuestro país no hace más que destruir el futuro de las próximas generaciones, con un panorama de cara al futuro cercano por demás oscuro para la sociedad.

Lucrando con la salud

El crecimiento sin control que han tenido las denominadas fiestas electrónicas en los últimos años, ha llevado a que se lucre con la salud de los más jóvenes, quienes a medida que se van adentrando en las mismas, consumen grandes dosis de pastillas de diseño, que los lleva a ingerir enormes cantidades de agua para neutralizar sus efectos.

Según testigos que participaron de la fiesta de Costa Salguero que le costó la vida a cinco jóvenes, la botella de medio litro de agua mineral en el interior del complejo, salía 100 pesos.

Esta situación llevó inclusive a que el personal de seguridad que actuaba en el lugar, le impidieran a los participantes de la fiesta rellenar sus botellas con aguas de las canillas de los baños. Como puede verse, un lucro con la salud que costó muy caro.

Pastillas peligrosas

Las pastillas de diseño han sufrido en los últimos años un crecimiento sin precedentes, comercializándose a grandes cantidades de dinero, principalmente entre los sectores con mayores posibilidades económicas de la sociedad.
La nueva droga que habría hecho estragos en la fiesta electrónica de Costa Salguero, es una pastilla denominada Superman y que tiene inscripta la letra “S” en su relieve, que cuesta $800 cada una, y que pesa sobre las mismas una fuerte toxicidad.

Esta sustancia que en Argentina se vende bajo este nombre, es vendida en Europa, como un derivado del éxtasis y que viene causando trastornos en sus consumidores, principalmente jóvenes de alto poder adquisitivo.

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