Los números son contundentes

La “pobreza cero”, una ironía del Gobierno nacional

Mientras el consumo de las clases populares de leche, carne y harinas retrocede, la compra de autos y motos de alta gama se extiende en los sectores más concentrados del poder. Especialistas advierten a este diario sobre las consecuencias de la política macrista

La crisis y la recesión económica que vive la Argentina han hecho que se trasluzcan problemas que evidencian las diferencias entre los que más y menos tienen. En uno de los sectores donde más se puede observar esta situación es en el consumo, ya que presenta características bien específicas sobre el poder adquisitivo y de compra de cada una de las clases sociales. 

Mientras los sectores medios y bajos destinan gran parte de sus salarios a alimentos y bienes de primera necesidad, los sectores más pudientes invierten su capital en la compra de bienes suntuosos y de lujo. Esto ha hecho que la compra de las capas populares se haya reducido en forma considerable, a la vez que la capacidad de ahorro del grupo de mayor poder económico no se haya visto resentida.

En los primeros 17 meses del gobierno de Mauricio Macri, en la franja más vulnerable de la sociedad disminuyó drásticamente el consumo de productos básicos de la canasta de alimentos, como la leche, la carne o las harinas, reflejando una crisis que el Gobierno intenta ocultar bajo el tan loable lema de buscar la “pobreza cero”, discurso que todavía no ha tenido ninguna clase de resultado concreto.

Visiones diferentes

La ironía del discurso oficial que dice trabajar para los que menos tienen no se refleja en las políticas que por el momento se han bajado desde el Ministerio de Hacienda para paliar la grave crisis y contracción económica que se vive en los sectores populares. Muestra de ello es el descenso en la calidad de vida que ha tenido buena parte de la población en los barrios. 

Un claro ejemplo que muestra que la “pobreza cero” todavía es una realidad muy lejana es la caída que se evidencia en la compra de aceite en los sectores más vulnerables, que presentó una retracción del 53%, lo cual se explica en el incremento registrado del 68% en la venta de grasa porcina, un producto más económico y al alcance de los más humildes a la hora de fritar y cocinar sus alimentos.

A su vez, datos oficiales manifiestan que el consumo de artículos de la Canasta Básica Alimentaria cayó un 56% en lo que va de 2017, lo que se traduce en que menguó un 44% la adquisición de harinas por parte de los más pobres, y en que descendió un 38% la compra de carne, un alimento muy caro y que forma parte sustancial en la dieta de los argentinos.

Esta situación puede observarse también en un elemento clave y central para el desarrollo y  crecimiento de los más chicos, como lo es la leche, cuyo consumo en los estratos más bajos mermó un 38%. Un caso similar es la venta de fideos, que retrocedió un 33% en lo que va del año.

Desigualdad social

Por el contrario, puede contemplarse una realidad completamente opuesta en los sectores más pudientes y concentrados del poder, que han demostrado una capacidad de consumo concentrada en la compra de distintos bienes suntuosos, como por ejemplo los autos de alta gama, cuya venta se acrecentó un 83% durante el último año.

Circunstancia idéntica se vive con la adquisición de motos de última tecnología, que desde el inicio del gobierno de Cambiemos creció un 72%, mientras que las ventas de los jets ski, o motos de agua como se las suele conocer en el mercado, se incrementó en un 57% en los últimos meses solo en el 10% de la población, que coincide con las clases más ricas del país.

A esto se le suma que la comercialización de alfombras persas, un negocio destinado para menos del 4% de la población nacional, tuvo una suba del 43% en el último año, como así también aumentaron en un 39% las negociaciones de lanchas y botes de lujo dedicados a la dispersión de las clases altas.

Como puede apreciarse a través de los datos anteriores, el objetivo de “pobreza cero” del Gobierno nacional se aleja cada día más, vislumbrándose solo un ensanchamiento cada vez mayor entre los que más y menos tienen, donde el 10% más rico de la sociedad tiene ingresos un 2.500% superiores a los percibidos por el 10% más pobre de la población, con el agravante de que los  pronósticos a futuro no son para nada alentadores, dejando a la Argentina en una terapia intensiva social.

Números de la inequidad entre sectores sociales

83% aumentó la venta de autos de alta gama en los sectores más pudientes de la población durante el último año

72% crecieron las transacciones de motos suntuosas desde el inicio del gobierno de Cambiemos, en diciembre de 2015

57% se incrementó el negocio de jets ski enel 10% de la población en los últimos meses

43% se elevó el comercio de alfombras persas, un negocio dedicado para menos del 4% de la población

39% aumentaron las negociaciones de lanchas y botes de lujo dedicados a la dispersión de las clases altas

56% cayó la venta de productos de la Canasta Básica en los hogares humildes desde el inicio del gobierno de Mauricio Macri

53% descendió la transacción de aceites en los últimos quince meses en la población de menores recursos 

44% menguó la adquisición de harinas en los sectores más vulnerables en los últimos quince meses en la Argentina

38% mermó la compra de carne por parte de los más pobres, debilitando la dieta de las familias argentinas

38% disminuyó el consumo de leche en las clases bajas, incrementando los problemas en la alimentación

Palabras autorizadas

“La historia demuestra que los equivocados son ellos”

Roberto Dvoskin 

Exsecretario de Comercio Interior

“Cuando se genera una transferencia de ingresos la población de más altos recursos tiene excedentes de dinero, cuenta con la posibilidad de comprar más productos importados y lo hace, obviamente. Por el contrario, el sector más carenciado, que solo consume cuestiones básicas, cae. Cuando existe la transferencia de ingresos, los sectores ricos consumen en grande y lo que compran son productos más suntuosos. Esto es una respuesta real de lo que ocurre en el mercado cuando existe una distribución regresiva del ingreso. 

Esto es consecuencia de la política, y tiene que ver con suponer que los sectores de más altos ingresos, si ganan más, van a invertir. Lo que es cierto es que, hasta el momento, no han invertido nada y han gastado en productos como motos de agua. Simplemente son cosas importadas, por lo tanto no generan empleo, no generan inversiones, solo generan empleo en el exterior.

La industria nacional que no exporta o que no es su principal actividad, ha caído fuertemente porque hay menos capacidad de consumo de la población. Las autoridades de este gobierno no son ni malas ni buenas, pero creen que esto a largo plazo va a ser bueno. Yo no lo creo, pero veremos en el futuro si yo estoy equivocado. La historia demuestra que los equivocados son ellos, pero mientras tanto, ganan plata”. 

“La política de Macri amplió la desigualdad en la sociedad” 

Claudio Lozano

Economista. Exdiputado nacional

“Siempre el nivel de consumo que tiene una economía es el resultante de la distribución del ingreso. Esto ya es un dato estructural de la Argentina que nos viene acompañando hace tiempo y también estuvo presente en el gobierno anterior, aunque con políticas sociales incorporó en ese patrón de consumo a actores más postergados. Lo cierto es que la política de Macri amplió la desigualdad e hizo que todo el consumo ligado a los sectores populares decaiga más que el consumo de las familias de mayores ingresos.

La política de distribuir el ingreso de manera más injusta es deliberada, porque para este Gobierno, para su enfoque de la política económica, el objetivo es reducir los costos laborales, lo cual implica deteriorar la participación de los que dependen de los salarios dentro de la distribución.

Desde que empezó este Gobierno hay una permanente catarata de políticas dirigidas a reducir el costo laboral. La primera fue la devaluación; la segunda, la eliminación de las retenciones; la tercera, la permisividad para que los mercados reajusten precios sin ningún tipo de limitación; la cuarta fue ponerle limites sistemáticamente a las paritarias; la quinta fue reformular el sistema de accidentes de trabajo; la sexta fue plantear que hay que revisar los convenios. Una tras otra van en dirección a esta situación”.  

“Cambiemos representa cabalmente a los más ricos y poderosos”

Fernanda Vallejos

Economista. Profesora de la UBA

“La cristalización de los resultados de las políticas económicas implementadas por el Gobierno de Mauricio Macri, se observa elocuentemente en la nueva matriz distributiva de la Argentina. Durante 2016 la reversión es notablemente esclarecedora. El 80% de la población perdió la participación en la torta del ingreso nacional, el 10% de altos ingresos se mantuvo sin cambios, y el 10% más rico acumuló lo que perdieron los más pobres y la clase media.

Mientras se desploma dramáticamente el consumo de bienes de primera necesidad, como alimentos y bebidas, no corren la misma suerte otros bienes de lujo. Las enormes mayorías, frente al avance del desempleo, la inflación y el deterioro de sus ingresos, hacen cálculos antes de entrar al mercado a comprar lo básico; ese pequeño sector, favorecido por las políticas regresivas oficiales, con el mayor excedente, por ejemplo, adquiere lanchas o autos de alta gama importados. También, por supuesto, especulan en el mercado financiero, valorizan, dolarizan y fugan.

Por último, la injusta distribución del ingreso promovida por el Gobierno, explica algo más: la coherencia de Cambiemos que representa cabalmente a los más ricos y poderosos, un sector al que pertenecen los miembros del gobierno, y a cuyos intereses se deben”. 

“El consumo de los más pobres descendió en forma alarmante”

Claudio Boada

Director de la Unión de Usuarios y Consumidores

“La profundización del modelo económico que lleva adelante Cambiemos no hace más que asestarle golpe tras golpe a los que menos tienen, ya que hay un escenario complicado que afecta a las calases medias y bajas con menores posibilidades de consumo y una pérdida del poder adquisitivo que despierta los pronósticos más negativos para el corto y mediano plazo.

En los últimos 15 meses el consumo de los más pobres descendió en forma alarmante, donde los que más pierden son los que menos tienen, porque los productos que más subieron son los de consumo popular, como los alimentos, aceites, harinas, lácteos, derivados, carnes, entre otros.

La realidad es que los sectores más vulnerables perdieron más y son lo que sienten esta situación. Y de acuerdo a lo que nosotros vemos, no hay una modificación en las políticas económicas para que pensemos que puede haber cambios, sino que pareciera que este proceso va hacia una profundización de mayor pobreza.

Al sentar las bases de un modelo económico regresivo, los que más tienen cada día poseen más dinero, mientras que los más pobres sufren las consecuencias de una política que está destinada a los grandes capitales en detrimento de los sectores trabajadores que dependen exclusivamente de un salario promedio”.

“El modelo económico está destinado para unos pocos”

Julio Gambina

Economista. Doctor en Ciencias Sociales

“Las políticas encaradas por el oficialismo no hacen más que fomentar un modelo económico que está destinado para unos pocos, dejando a la enorme mayoría de la población al margen de una situación que la pone contra las cuerdas.

El consumo popular se ve afectado por los bajísimos ingresos de la mayoría de los trabajadores que cobran en promedio $8.000 en la Argentina, a lo que se le agrega una realidad en la que casi el 70% los jubilados cobra menos de $7.000 por mes, lo que hace que el consumo caiga, organizando un círculo vicioso que decanta en menos empleo y un recrudecimiento de la crisis.

Mientras las clases altas se han visto beneficiadas por la política oficial y han salido ampliamente ganadoras luego de la devaluación de la moneda en 2015, pudiendo incrementar sus ingresos y su capacidad de consumo de bienes suntuosos y de lujo, la población en su conjunto ha visto reducido su poder de compra y dedica la mayor parte de sus ingresos a la adquisición de alimentos y bienes de primera necesidad.

Lo que se pretende es combatir la inflación quitando dinero del mercado y evitando el estímulo en la adquisición de moneda extranjera. Una vieja receta que no da resultados y enfría la economía, reduce el consumo y afecta la calidad de vida de la mayoría empobrecida de la sociedad”.

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