¡Tremendo! le pidió casamiento a su novia en medio de los festejos por el triunfo de Argentina
Trepado a un semáforo y con el Obelisco de fondo, el joven formalizó su relación.
La opinión del profesor Córdoba, impulsor de los inicios de la carrera de Lionel Scaloni.
12/07/2021 - 00:00hs
Lionel Scaloni llegó a Estudiantes como delantero. Lo hicimos extremo derecho usando un sistema táctico 4 - 4- 2. Así, y por su mérito, en seis meses fue campeón mundial juvenil en Malasia (aún guardo sus regalos) y fue también la venta más brillante, de cerca de tres millones de dólares. Ayudó a Estudiantes a salir de la quiebra en la que lo sumieron otros técnicos que pasaron por el ascenso en el club.
Luchó con tan solo 19 años y, junto con el cuerpo técnico y su hermano Mauro (de menores condiciones futbolísticas pero gran persona y profesional), contra la camarilla que lo rechazaba y lo envidiaba. Fue vendido en pocos meses al Deportivo La Coruña de la Liga española de Primera.
¿¡Cómo no lo iba a bancar ante tanta mala onda en su contra?! Ya en sus comienzos como jugador me demostró su audacia y carácter, además de su mente lúcida y corazón noble.
Fue por ello que, ni bien asumió (no hoy ni ayer, ni bien le dieron la Selección, hace más de dos años), escribí esto mismo y apoyé totalmente su designación.
Hoy es lo que es: nadie le regaló nada.
Sin embargo, lo tomaron risueñamente, lo criticaron por errores comunes y nunca fue apoyado pese a los aciertos inmensos.
Está segundo en la tabla de las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial 2022 y acaba de lograr con su cuerpo técnico y su banda algo que por años no lograba la Selección Argentina. Se lo merece: su alegría me hace feliz.