La historia de la familia Grasso, que arrancó con el abuelo del actual director de Deportes del club siendo dirigente en la década del 80 en el mítico Victoria de 13 y 72, que el sábado recibió a VRADI en otra intensa jornada.
Bajo un sol resplandeciente y un calor que disimulaba el otoño creciente en el hemisferio Sur, el último sábado se desarrolló con éxito otra intensa jornada de fútbol infantil en toda la región.
Más de 60.000 chicos, que a su vez movilizaron a familiares y amigos, transitaron y recorrieron las calles de La Plata, Berisso y Ensenada para formar parte de alguno de los tantos partidos que se jugaron en distintas categorías que organizan y supervisan campeonatos para los más chiquitos.
En la cancha de Aeropuerto, por ejemplo, por la quinta fecha del torneo Apertura de Lifipa, Aeropuerto recibió a Fátima y minutos después de las 14 se dio el momento más emotivo de la tarde, cuando los nenes de entre 4 y 5 años de categoría 2017 disputaron el partido más vistoso de la jornada.
Los profesores ayudaron y dieron muchas indicaciones y luego del partido, los más pequeños posaron para diario Hoy y la Red 92.
Por otro lado, en un encuentro correspondiente a la séptima fecha de la Liga de Honor de Lisfi, Victoria recibió a VRADI.
En el club que tiene cancha en 13 y 72 se generó el encuentro entre Juan Pedro (jugador) y su tío Alejo Grasso, quienes forman parte de cuatro generaciones de este apellido que le dieron forma al club desde comienzos de la década de 1980.
“Mi abuelo José fue técnico y mi abuelo Gustavo Grasso fue técnico y presidente del club. Yo jugué y ahora está Juan Pedro, como integrante de la cuarta generación del apellido dentro del club”, confesó Alejo Grasso, quien en su momento fue anfitrión de Juan Marcos Foyth, otro exjugador de Victoria que también pasó por las canchitas de 13 y 72.
La mejor bondiola del fútbol infantil
Nahuel tiene 37 años y todos los sábados que Victoria juega de local se presenta a las 9 de la mañana en el club para hacerse cargo de la parrilla. Desde las 9.30 empieza a armar el fuego y a partir de las 10.30 empieza a vender lo que se considera “el mejor sándwich de bondiola” de todas las canchitas de la región.
“Vendemos entre 30 y 40 sándwiches por jornada, además de otras tantas hamburguesas y choripanes. Todo lo que se recauda (300 pesos aproximadamente cada bondiola) se destina al pago de los gastos de la jornada y a la caja del club”, comentó el hombre que no permite que nadie le “chucee” la parrilla.
Como él, hay centenares de platenses, padres o familiares de los chicos que juegan que se ofrecen voluntariamente a trabajar todos los sábados de 10 a 17 en los clubes para que se pueda seguir manteniendo el espíritu y la mística del deporte, como también la pasión por el fútbol de los más chiquitos.