Impresionante incendio en una planta panificadora en San Fernando
Trabajaron más de 20 dotaciones de bomberos. Las llamas se iniciaron en el depósito de packaging y envíos.
Se cumple un cuarto de siglo del tanto que dio vuelta al mundo y que le valió al Estudiantes de 1996 salir en las tapas de todos los medios del país. Su mentor, el Profe Córdoba, revela el secreto del festejo que se venía entrenando en el Country de City Bell.
12/05/2021 - 00:00hs
Por Daniel “Profe” Córdoba
En el primer entrenamiento que estuve al frente de Estudiantes comprobé muchas cosas que venía observando, especialmente la mentalidad de algunos jugadores, el carácter, el temperamento, el liderazgo de cada uno y la técnica individual. Y entre una de esas cosas técnicas, en un partido de fútbol tenis de entrenamiento me puse a ver a Carlos Gustavo Bossio cómo definía tanto de cabeza, de tijera, o hasta de chilena.
Pasó el tiempo, y como nosotros siempre trabajábamos con cuatro arqueros con los mismos juegos que hoy tildan de novedosos, pero que nosotros ya los usábamos en 1995, cuando vi que a Gustavo, en esos juegos le quedaba alguna pelota bollando y definía “rompiendo” el arco, un día le dije: “Alguna vez te voy hacer patear un tiro libre de esos que quedan siempre sobre el borde del área. Y alguna vez te voy a mandar a cabecear porque pateas como un animal y cabeceás como un animal”.
Aquel 12 de mayo, los hinchas de Estudiantes movilizaron 25 mil personas llenando como nunca las dos bandejas de la tribuna visitante del Cilindro de Avellaneda. Eso sí que era amor por los colores. Si empatábamos quedábamos punteros. Y de ganar, ni hablar. Pero el partido se tornó muy complicado porque Racing tenía un muy buen equipo y porque a nosotros nos echaron a Raúl Cascini cuando Racing ya ganaba 1 a 0.
Recuerdo que iba el minuto 92 y estaba mirando el desarrollo del juego porque estábamos perdiendo. Era la última oportunidad de empatar el partido. Debo reconocer que en un primer momento no presté atención a Bossio. Lo escucho al Profe Cinchetti atrás mío que le dijo “Gustavo, andá”. Ahí me di cuenta que Bossio me miraba y le dije: “¡Sí, andá!”.
En ese momento se dijo que la jugada estaba preparada y creo que hasta yo lo declaré también. Pero en realidad lo que estaba entrenado era para que en algún momento podría ir a cabecear en algún partido. Bossio estaba preparado para hacer eso. Y justo se dio.
Marcó un golazo. Y eso generó una gran alegría en los 25 mil hinchas de Estudiantes que fueron a Avellaneda por empatar un partido en el minuto 93, después de aguantar el encuentro con 10 jugadores.
Lo más lindo, no puedo negarlo, es cuando mi amigo Hugo Garmendia me llevó en andas hacia la hinchada de Estudiantes. Cuando los tuve de frente pude apreciar el enorme esfuerzo que hizo la hinchada de Estudiantes para llenar esas dos bandejas. Y no muchos equipos pueden llenar esas dos bandejas del Cilindro como las llenó Estudiantes aquel día del gol de Bossio.
Fotos: El Gráfico