La escudería fue objeto de una denuncia en la última competencia, y la Federación Internacional del Automóvil (FIA) ha decidido intervenir en el asunto.
Los motores aún no se han puesto en marcha en el Circuito de las Américas en Austin, Texas, donde este fin de semana la Fórmula 1 celebrará su 18ª carrera de la temporada. No obstante, la controversia ha estallado antes de que los vehículos salgan a la pista, y el equipo campeón mundial, Red Bull, se encuentra en el ojo del huracán. La escudería fue objeto de una denuncia en la última competencia, y la Federación Internacional del Automóvil (FIA) ha decidido intervenir en el asunto.
Los equipos rivales alertaron a la FIA sobre la posible existencia de un dispositivo en el habitáculo de Red Bull, que sospechan podría utilizarse para modificar la altura de la parte delantera del coche. La inquietud de las demás escuderías radica en que dicho mecanismo podría permitir ajustes en la configuración del vehículo entre la clasificación y las carreras, algo que está estrictamente prohibido.
“Sí, (el dispositivo) existe, aunque es inaccesible una vez que el coche está completamente ensamblado y listo para funcionar”, le reconoció un portavoz de Red Bull a la BBC Sport. “En la numerosa correspondencia que hemos mantenido con la FIA se ha mencionado este tema y hemos acordado un plan para seguir adelante”.