La asistencia de la tecnología ya justificó su intromisión en el fútbol argentino. Sin embargo, los errores siguen siendo humanos.
Por Daniel “Profe” Córdoba
Van ocho jornadas del torneo de la Liga Profesional y, pese a la inclusión de la asistencia en la tecnología en nuestro fútbol, las polémicas no cesan. Hasta se podría decir que las suspicacias aumentan cuando aparecen los errores de la tecnología.
Si lo analizamos fría e imparcialmente, el VAR (Asistencia al Árbitro por Video) ya justificó su intromisión en el fútbol doméstico. Indudablemente cometió injusticias o, más que nada, omitió su aparición en circunstancias similares en donde ante iguales hechos, sí apareció.
Ahora, generalmente, ha sido útil en que prevalezca lo justo. Se le puede criticar su lentitud a veces, pero, a rasgos generales, ha sido muy útil.
Con este útil sistema, que aun en Catar 2022 será auxiliado por otro control en jugadas de offside (fuera de juego o posición adelantada para los neófitos), cada vez habrá menos margen para el “error” humano.
Los animales son seres instintivos (solo matan para comer, procrear o territorio) y punto.
Al humano, por poseer “inteligencia”, le aparecieron como deformador de sociedades aquello que llamo “las miserias humanas”. El hombre “humano” es miserable.
Más temprano que tarde, siente celos y deseos de poseer, egoísmos, ambiciones, odios, envidias y toda una gama de horribles sentimientos que lo llevan a ser miserable. Y más en esta sociedad que, en el mundo, por una gran extrema desigualdad y además por la inculcada y errónea idea de “el que tiene más poder, fama o dinero vale más”, lo llevan al “sálvese quien pueda”; al “solo sirve ganar porque del segundo nadie se acuerda”; a “el fin justifica los medios”, o a que “ser deshonesto y tramposo para ganar es una viveza graciosamente aceptable”.
¿Por qué menciono lo del párrafo anterior? Porque al VAR lo manejan humanos, y ellos también son “humanos con miserias”.
El VAR es humano.