Se fue un nuevo duelo de la ciudad, y lejos de colmar las expectativas, desilusionó. Se jugó poco
y mostró a un equipo que no transmite nada, que por más que clasifique, jamás apasionará.
Ya pasó el clásico 172 de la ciudad de La Plata y no podría estar tranquilo con mi pensar si no escribiera lo que siento y pienso, a pesar de que el ser sincero me ha alejado del fútbol-negocio y molestó a aquellos que, por ser adinerados o con poder, me consideran “inmanejable”. No soy ingobernable, ni loco, pero tampoco soy un “lame botas arrastrado” como algún entrenador de equipo muy grande que se deja mandonear por los que “mandan” como siempre lo hizo.
A pesar de la mediocridad reinante, el fútbol argentino es duro y muy competitivo. Uno de los más competitivos, si no el más, del continente. Cuando uno ve que un equipo (y en un clásico) no transmite nada de nada, por más clasificación que logre, no apasionará jamás.
Aseguro que hay técnicos y dirigentes a quienes les molestan los líderes. Ya sea por ego o por autoritarismo. Y sin líderes no se gana a nada. Prefiero que haya “piñas” todos los entrenamientos porque en el partido oficial esos son las fieras ganadoras. Con entrenadores y jugadores “corderos” no se le puede ganar a nadie ni nada.
Cuando no se ve ni convicción ni pasión por presionar al rival; cuando no se ve tocar y buscar, con un juego de control de balón elemental que no existe; cuando se observa que el explotar con ataques directos tampoco se hace; cuando lo único que se ve son centros y centros de donde sea con pelota quieta o en movimiento (la única variante es la altura de los jugadores y nada más), se nota que la falta de ideas de un equipo está directamente relacionada con la pobre identidad que se le baja a los jugadores y con la falta de entrenamiento de variantes.
Con poco, con mucho o con regular talento en los jugadores, la confianza y actitud positiva y agresiva por ganar jamás debe dejar de existir.
Y para cerrar, creo y convencido estoy, que cualquier equipo que juegue a cualquier deporte no puede carecer de líderes. Líderes tanto en el juego, como en la lucha, y por las imágenes que veo partido a partido noto que hay equipos que no los tienen. No tienen un Poletti o Pachamé, no tienen a un Aguirre Suárez o un Juan Ramón Verón; un Trobbiani o un Brown; un Braña o un Enzo Pérez, entre otros. ¿Quién es el líder en San Lorenzo? ¿O quién lo es en Racing, Boca, Huracán, Independiente, y otros?. Al fútbol se gana con juego y con líderes natos. Hoy muchos carecen de esto.