Se complica la situación de L-Gante: dictaron prisión preventiva y seguirá detenido
El juez Gabriel Castro dispuso la medida en la causa.
La producción audiovisual se mete de lleno en un hecho que tuvo lugar en un pueblo llamado Mineola, en el estado de Texas.
10/07/2023 - 00:00hs
En plena época de luchas y conquistas de género, los productores han puesto manos a la obra para decir sus verdades a través de series documentales que dan cuenta de historias de famosos o segmentos de ellas, u otros casos que ganaron notoriedad.
Dichas producciones han contado relatos crudos que han dejado estupefactas a las audiencias alrededor de todo el globo terráqueo. Estos hechos se destacan una vez que los videos llegan a la pantalla chica y se mediatizan poniendo el eje en sus protagonistas y la misma noticia. Además, se suman las redes sociales.
En la actualidad la productora HBO Max lanzó Cómo crear un escándalo sexual, que visibiliza un hecho real que involucró a niños.
La entrega llegó al universo digital y a la pantalla chica a mediados de junio. Es una serie documental que contó con la dirección de Julián Hobs, mientras que la producción fue realizada por Elli Hakami. Este dueto fue el responsable de otra entrega como La casa Hammer, que también vio la luz por la misma señal y revela la carrera profesional de Armie Hammer, involucrado en un escándalo sexual.
Los hechos que aborda este documental salieron a la luz allá por el 2005 en un pueblo llamado Mineola, que integra el estado de Texas. Entre sus habitantes se destacan Margie y John Cantrell, un matrimonio que integraba la comunidad y desempeñaba su labor filantrópica en el hecho de funcionar como un hogar para aquellos menores que no tenían un hogar constituido o que pasaban por institutos de forma transitoria.
Un día, chicos que fueron adoptados por los Cantrell confesaron que sus padres biológicos los habían obligado a ingerir pastillas, tomar alcohol, bailar desnudos y realizar actos sexuales a cambio de dinero en un club de swingers; es decir, de aquellos adultos que disfrutan de intercambiar sus parejas con otros pares.
La prueba que envió a los padres biológicos con destino a la cárcel fue el testimonio de los menores, mientras que su baja condición social y cultural era utilizada para reafirmar las acusaciones.
Los involucrados, llamados Shelia y Jimmy Sones, Jamie Pittman, Shauntel Mayo, Patrick Kelly y Dennis Pittman, quienes siempre desmintieron su involucramiento en una red de explotación sexual infantil, fueron juzgados en una corte y condenados.
No obstante, este escándalo luego da un giro de 180 grados cuando alguien advierte que las acusaciones de los niños estaban presuntamente inducidas por los padres adoptivos, los Cantrell, para intentar sacar dinero de los padres biológicos, reabriendo interrogantes en torno al caso.
Los testimonios
Con tomas desde los lugares de los hechos, el documental repasa memorias de los menores, que, ahora adultos, hablan de experiencias en el club de strippers y de cómo levantaban el dinero de los adultos presentes. También son acompañados por otras declaraciones de los adultos que los adoptaron, los policías y trabajadores sociales.
Asimismo, los vecinos y lugareños dieron cuenta de cómo vivían antes de que este escándalo estallase. Sucede que la vida de ellos transcurría sin grandes sobresaltos, tenían jornadas de paseos e ir a la mesa en los fines de semana.