En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la música internacional, diario Hoy recuerda en esta ocasión a la intérprete pop.
En los años 70, Debbie Harry decidió abandonar su ciudad natal, que no fue otra que New Jersey, para instalarse en New York y así probar suerte. Una vez que llegó y se convirtió en residente en este espacio, la mujer debió trabajar en diversos oficios hasta poder llegar a consagrarse como ícono del pop en la legendaria banda llamada Blondie.
Para empezar, tuvo pequeñas chambas y llegó a ser una de las elegidas para protagonizar varias tapas de la revista gráfica de contenido erótico Playboy.
En un contexto de aventuras y desafíos, la mujer conoció a un guitarrista llamado Chris Stein, que terminó siendo su pareja. La rubia llegó a instalar géneros reconocidos como el pop y el new wave.
De forma reciente, la mujer de 75 años declaró sobre sus modos de seducción y la osadía sobre los escenarios en una entrevista a un medio de alcance internacional: “En las canciones decía cosas que las mujeres cantantes no decían por aquel entonces. No era sumisa ni le suplicaba que volviese; lo estaba machacando, echándolo de mi lado, y también machacándome a mí misma. Mi personaje en Blondie era una muñeca inflable, pero con un lado muy oscuro, provocativo y agresivo. Lo exageraba, pero iba muy en serio”.
Asimismo, escribió en su biografía autorizada: “Iggy Pop me describió una vez como Barbarella después de tomar speed. Barbarella era un personaje de cómic del futuro. Al fin y al cabo, nuestra banda compartía nombre con un personaje de dibujos animados y yo jugaba a ser una fantasía animada sobre el escenario. Pero la madre de aquel personaje realmente era Marilyn Monroe”.
También hizo mención al abuso sexual que sufrió mientras era asaltada en su casa. Sucede que la pareja regresaba de una salida nocturna, entró a la casa y fue abordada por un individuo, que los obligó ingresar rápidamente. Una vez allí, Stein fue golpeado y atado de pies y manos. El delincuente robó una cámara y unas guitarras, pero antes de irse, sometió sexualmente a Debbie.
“No puedo decir que pasara mucho miedo. Me alegro mucho que este evento sucediese antes de la irrupción del SIDA o hubiese entrado en pánico. Al final me dolieron más las guitarras robadas que la violación”, relató.
También recuerda su infancia que no fue nada fácil. La cantante fue dada en adopción cuando tenía tan solo tres meses, entonces fue criándose en diferentes hogares de tránsito: “Todo el mundo hacía lo mejor que podía conmigo, pero creo que nunca estuve del todo cómoda. Me sentía distinta; siempre estaba intentando encajar. Y hubo una época en la que siempre tenía miedo”.
Una vez que asumió que esta circunstancia formaba parte de sí misma, la intérprete puso manos a la obra para componer sus letras, como un modo de salir adelante: “Creo que es una de mis mejores letras. Era sobre un club llamado Mother al que solía ir. Resume mis sentimientos sobre el lugar. Tiene sentimientos subyacentes sobre la búsqueda de la maternidad, pero no necesariamente aplicó a mí”.
Luego continuó con un análisis sobre la locura y las diversiones más ciertos excesos de la formación musical: “Los primeros siete años de Blondie fueron una locura total. ¿Siempre he sido tan seria? Sé que nos reíamos mucho cuando salíamos. ¿De qué nos reíamos? ¿Cuáles fueron aquellos momentos divertidos? Quizá simplemente estoy loca y las historias de terror me entretienen mucho más. Tengo muchas historias horribles que contar, y las contaré, pero voy a esforzarme mucho por desenterrar también la diversión. Mi mentalidad natural de superviviente me conduce siempre hacia delante para vivir experiencias nuevas y tener historias que contar y, demos la cara, tal y como he aprendido con los conciertos, siempre es mejor dejar al público con ganas de más”.