Harry Styles festejó el triunfo argentino
El artista salió al escenario a celebrar con la gente la victoria de la Selección Argentina en la previa de su show en River.
La película tuvo su premiere en Mar del Plata y se vio en el Festival Internacional de Cine de Entre Ríos. Llegará en breve a salas de todo el país con su historia de resiliencia y amor.
04/12/2022 - 00:00hs
De manera exclusiva, diario Hoy pudo dialogar en el 37° Festival de Cine de Mar del Plata con el elenco protagónico de Reparo, ópera prima de Lucía Van Gelderen, protagonizada por Flor Torrente, Luciano Cáceres, Daniel Melingo y elenco.
En una charla con este multimedio, revelaron detalles de la propuesta y expresaron la emoción de que finalmente salga a la luz.
—¿Sensaciones tras llegar al festival con esta interesante propuesta?
—Flor Torrente: Es muy hermoso, siempre vine de espectadora a este Festival que amo. Amo venir a Mar del Plata, conocer películas, directores, actores, es maravilloso. Tener la posibilidad de venir con una peli que amo profundamente es maravilloso.
—Luciano Cáceres: Yo soy medio habitué del festival, por suerte, muchos años y me siguen queriendo y convocando. Me encanta Mar del Plata, sé lo que significa mantener este festival que además es tan reconocido en el mundo, y después es una ciudad que amo, que quiero, que trabajé mucho, que me gusta para habitarla también, así que feliz. Poder trabajar es un privilegio y en el caso de Reparo es una experiencia a todas luces, es una película que va a estar guardada para mí como en una cajita. El resultado de la película es superador, así que agradecido a la directora.
—Daniel Melingo: Yo un poco con el cine soy, no diría paracaidista, porque sería faltarle el respeto a la profesión del paracaidista (risas), pero realmente para mí es una novedad muy satisfactoria participar en esta producción y en el cine, que es un lenguaje que me fascina.
Además estoy muy agradecido porque el punto de partida es otro, no la música, y sumarme y trabajar con grandes compañeros y artistas es increíble.
—Lucía Van Gelderen: Presentarla acá es un sueño, si tenía que elegir un lugar en el mundo, sin dudas era este, así que estoy muy feliz. Mar del Plata tiene una mística, nos trajo acá, pude ver muchas películas acá, compartir con el público, que además acá es hermoso, porque van a las salas, se interesan, preguntan, se quedan, hay una diversidad de películas, una programación espectacular y estamos todos enmarcados en el cine, así que estoy muy feliz y muy contenta.
—¿Cómo surge el proyecto?
—LVG: Hace muchos años que vengo escribiendo el guion, el impulso de rodar una película en Puerto Pirámides siempre estuvo, desde el minuto que empecé a estudiar cine, sabiendo lo difícil que iba a ser, aun siendo mi primer proyecto, Pero lo logramos, creando y acompañando al personaje de Justina (Torrente), la protagonista, que se va moviendo y descubriendo el lugar y emociones.
—¿Por qué hacés tan poco cine?
—FT: A mí me encanta, llámenme cuando quieran y díganme dónde voy, la verdad es que amo el cine, el teatro también, son las dos cosas que más me gustan hacer en la vida. El cine lleva mucho tiempo, hace bastante que habíamos hablado con Lucía, nos reunimos en lugares tan extraños, charlamos, charlamos. Es un poco lo que tiene el cine, que parece que sucede ya y otras veces parece que no va a suceder nunca.
—DM: Es la gran previa.
—FT: Ese ida y vuelta, esa adrenalina de no saber nunca qué va a suceder, y cuando realmente sucedió pensé que alegría, conectar con ese espacio y lugar.
—LC: Pero hacete cargo de lo que te dijo.
—FT: Yo iría feliz.
—LC: La experiencia de tenerla cerca. Nos habíamos cruzado en algún lugar, pero viéndola de cerca, se enciende la cámara y hay algo que ella hace así y se desnuda, te hace meter en otra cosa, es muy honesta en su relación con la cámara, y después la ves como es, un pajarito que quiere a todo el mundo, pero en ese momento se transforma.
—FT: Yo feliz, que me llamen que voy.
—Antes decías que eras un recién llegado al cine, pero has participado en varias producciones. De Reparo, particularmente, ¿qué te atrajo?
—DM: La visión de Lucía. Fui entrando en la historia lentamente y me capturó por completo, y los tiempos ayudaron, en mi caso, porque el proyecto ya estaba bastante encaminado, me subí casi ya arrancado. Para mí fue una sorpresa fantástica cómo se fue aglutinando todo, las aristas, los artistas de diferentes características, que le dan algo nuevo, como acá, una alquimia y la verdad es que es una alegría enorme.
—¿Cuales fueron los desafíos principales a la hora de incursionar en en tu ópera prima?
—LVG: Muchos, pero me quedo con las navegaciones.
—LC: Más cuando manejaba yo.
—FT: Y cuando manejaba Melingo…
—DM: El primer día.
—LVG: Todos los primeros días los hice meterse al agua, navegar. Hubo muchísimos desafíos.
—DM: Pero fue un buen método empezar por lo más difícil.
—LVG: A Flor el primer día que llegó la sumergimos en el agua helada, con un equipo de contención, porque si bien nosotros estamos acostumbrados, había que estar atentos.
El clima también fue un factor importante a tener en cuenta, porque teníamos un plan de rodaje ajustado y estuve predispuesta a cambiar la película de acuerdo a él, no me quedaba otra.
El primer día que rodó Daniel, por ejemplo, fue terrible, porque el scouting técnico siempre nos hablaba de un mar planchado, el sol, era como el mar abierto de Noruega, pero después no.
—FT: Era como La tormenta perfecta, le mandé un video a mi papá y me dijo: Wow, hicieron eso, y le dije que era real, no había efectos.
—LC: Las ballenas, que complotaron a nuestro favor. Ahora viéndola es más que una película, es una experiencia como dicen ahora “inmersiva”, te invita a un viaje personal, que a todos nos dispara cosas esa vuelta al hogar que hace Justina. Te mueve, y la presencia de la madre, lo que sucede con las ballenas, los vínculos, y todas esas decisiones que parecen simples son de profundidad y grandeza, y grandeza en todo sentido, porque esta película tiene, sobre todo, profundidad.
Orcas, ballenas, el legado de Araceli y los desafíos de Flor Torrente en Reparo
En 1995 la telenovela Nano, protagonizada por Gustavo Bermúdez y Araceli González, arrasaba en la audiencia.
Flor Torrente era un niña muy pequeña, pero al tener Reparo, su nueva película, fauna marina, como la telenovela, le consultamos sobre el legado y los desafíos que implicó encarnar a Justina en el film.
—¿Cuál fue el principal desafío que te llevó componer a Justina? Y, como todo tiene que ver con todo, Araceli González (su madre), Nano…
—Nunca lo pensé (risas), todo tiene que ver con todo, y los desafíos fueron muchos, llegar a ese lugar, Puerto Pirámides, con todo lo que sucede en ese lugar, con la energía que tiene ese lugar, que te atraviesa, en todos los aspectos. Creo que todo fue un desafío, el primer día de rodaje fue meterse en el agua con 10 grados, con frío, y la hoja decía eso, y yo decía, bueno, ok, perfecto. Te decían: Tenés que estar solo 10 minutos, porque te puede pasar esto, podés agarrarte una hipotermia, y yo me shockeaba y yo pensaba. Si te mareás es momento de salir, nos avisás, me decían. Yo pensaba para mí: ¿Yo vine a morir a Puerto Pirámides?. Tengo un nivel de intensidad interno que me lleva a que algo que se hace con tanto amor, con tanto compromiso y con tantas ganas de que suceda. Yo te doy todo, real, lo doy todo, porque además es un compromiso de todos para el todo y eso es la magia de hacer un proyecto en conjunto, real, todos trabajando en su espacio para hacer algo, porque todos son esenciales e importantes.
Si hay algo que no funciona eso se ve, por eso yo siento que esta película tiene eso, todos estábamos en nuestro lugar, conectados, haciendo lo que queríamos hacer y queriendo que salga lo mejor de cada uno.
—Te faltó decir que recibiste asesoramiento de tu madre, que protagonizó Nano hace años, para tu trabajo con la fauna marina en la película…
—¡Mi madre no sabe nadar! No sabe nadar y se metió en ese tanque para hacer la presentación.