Martín Fierro de Oro para el Negro Dolina
Aptra premió a lo más destacado en una edición que nucleó a los ganadores de los últimos tres años.
Así describe Juanito el Cantor al proyecto de La Nube Mágica, que en unos días tocará en la ciudad celebrando los diez años de su formación. Será un recital que a la vez funcionará como despedida del grupo.
03/10/2022 - 00:00hs
Canciones deformes, canciones lúdicas, canciones acústicas, eléctricas. Canciones como conjuros. Grandes canciones. Hacia 2012, Juanito el Cantor agarró su guitarra criolla y empezó a esbozar algunas composiciones para su segundo disco solista. Pero esas primeras tonadas pensadas y trabajadas para guitarra y cuatro voces fueron tomando entidad propia hasta que la cosa se fue de las manos: terminaron siendo doce personas bajo una banda nueva: La Nube Mágica. Editaron un precioso primer disco homónimo en 2013 y El poder de la música en 2020. En el recorrido, la banda fue mutando.
Este jueves arrancan un ciclo de conciertos celebrando los diez años de la formación que los traerá por la ciudad el sábado 15 a las 21, en Guajira. La apertura de los shows estará a cargo de Joquínx Merino y La Orquesta de Papel. En diálogo con diario Hoy, Juanito repasa aquellos inicios y piensa el después de esta suerte de despedida.
—A la distancia, ¿cómo recordás aquellos inicios de la banda, el proceso de origen?
—Recuerdo los inicios de La Nube como una explosión, algo similar a la idea del Big Bang. Yo venía de una temporada intensa de exploración, empezando a abrir mi formato solista a algo más instrumentado. De hecho, mi segundo disco solista (El sueño de la ballenas) es un disco muy instrumentado; pero claramente construido desde un concepto de “solista con banda”. Pero de alguna manera no controlada, las colaboraciones con diferentes personas que iba explorando en esa época fueron cobrando una nueva configuración, con más pertenencia y excitación. En un momento decantó que lo que había surgido como eventuales colaboraciones dentro de un proyecto solista se estaba transformando en un colectivo; una familia musical; o dicho lisa y llanamente; en una banda. En cuanto se consolidó ese nuevo formato se desató una catarsis creativa y de gran voluntad de concreción. Hubo una suerte de aceleración hacia una serie de sueños y objetivos compartidos; entre ellos el de plasmar la música que estábamos creando en un disco debut.
—¿Y el disco y las primeras canciones?
—Pasó realmente muy poco tiempo desde que la banda se formó hasta que nos dispusimos a grabar el primer disco. Concluirlo fue además un proceso sorpresivamente ágil. Siento que en ese momento la energía que nos convocaba era sumamente contagiosa; lo cual generaba una especia de magnetismo con otras personas que se iban sumando al proyecto. Llegamos a ser trece músicos, pero además teníamos dos sonidistas, dos mánagers, dos vestuaristas y escenógrafas, dos asistentes de escenario, una chica que registraba todos los conciertos y hacía visuales. ¡Y hacíamos giras! La misma energía desbordante abrazó al proyecto del disco en lo que fue el desarrollo del proyecto No packaging. Una campaña de reciclaje de sachets y bolsas plásticas que encaramos junto a la ONG Feriado para producir unas cartucheras en las que venía el primer CD de la Nube. Como era de esperarse, luego de ese primer impulso tan explosivo hubo una desaceleración hacia una mayor estabilidad, y en ese proceso varias personas se abrieron del proyecto. Sin embargo, siento que la banda sigue atravesada por ese espíritu multicolor y colectivo.
—Vuelven a tocar a modo de celebración por los 10 años, pero es a la vez una despedida. ¿Cómo lo pensaron? ¿Cómo lo sentís?
—Luego de los primeros años de La Nube, llegamos a un punto de equilibrio, con una formación decantada y muy equilibrada musical y humanamente. Clara Besfamille, que es una de las integrantes fundacionales, migró a México en 2020. La verdad es que su participación en el proyecto es algo esencial y nos pareció que si ella no podía continuar era un buen momento para darle un cierre al proyecto. Clara vino especialmente a la Argentina para estos conciertos de los 10 años. Siento que hay poesía en tomar este momento también como epílogo del proyecto. Sentimos que un proyecto de estas características merece cerrarse con la energía vívida que siempre lo caracterizó. Desde ya que hay nostalgia en puerta por lo todo lo que vivimos con el proyecto, pero también una paz y certeza de que se siente orgánico darle un cierre en este momento. Vamos a celebrar todo esto en plena felicidad.
—Cuando salió el primer disco comentabas que la creación de la banda era “desde el caos”. Después de un buen tiempo de aquello, ¿sigue siendo ese el método, o mejor dicho "no método" para componer?
—Hoy siento que, siendo más preciso, no sería “desde el caos” sino “desde el vértigo”. El vértigo de probar nuevos caminos. Creo que hay una riqueza enorme en explorar nuevas maneras de hacer las cosas. Y en estos años hemos trabajado de maneras súper diferentes. Así todo, incluso cuando habitamos cierto caos creativo; siempre hubo una consciencia de que en cierto punto iba a decantar en una síntesis ordenada. Yo creo que en el quehacer artístico deberíamos desconfiar de los procesos demasiado ordenados; porque ese orden suele ser el reflejo de estar transitando los caminos ya conocidos, donde opera el oficio más que la creatividad. Creo que a la experiencia y la madurez hay que ponerlas al servicio de ir arrinconando al desorden para que vaya revelando las nuevas configuraciones, pero sin temer atravesar zonas incómodas en el camino.
—Tras esta serie de presentaciones, ¿no habrá más La Nube Mágica? ¿O puede mutar a otra cosa?
—En principio sería un cierre. No creo mucho en las decisiones terminantes así que supongo que podrían ocurrir cosas símil “mutaciones”. Pero no hay nada concreto dando vueltas por ahora. Lo cierto es que las personas que integramos la banda llevamos una vida compartiendo música. Con el Chogua (guitarrista) tocamos juntos desde que teníamos trece años en 1994. Con Jorge (tecladista) desde 1996. Con Cristian (percusión) y Rulo (bajo) desde el 2002. Con Clari y Lici, desde 2009. Hemos compartido diferentes proyectos a lo largo de la vida. Así que yo creo que seguramente nos encontraremos en nuevas configuraciones futuras.