En diálogo con este multimedio, el actor José Luis Serrano reflexionó sobre este momento de la profesión y presentó su nueva creación artística.
El músico y actor José Luis Serrano puso manos a la obra para interpretar a Doña Jovita, una abuela muy particular y divertida que protagoniza una pieza teatral para toda la familia.
Durante una charla con este multimedio, el intérprete brindó los detalles de la construcción artística y presentó la función que dará de forma virtual.
—¿Bajo qué circunstancias nace esta nueva propuesta?
—No surge como proyecto... Al comienzo fue solo una irresistible curiosidad por conocer el lenguaje ancestral que todavía sobrevive en los abuelos campesinos, que puede llegar a encontrarse de algún modo en los cuentos y poesía gauchescos como el Martín Fierro por ejemplo. Mi entusiasmo por leyendas populares anónimas y por el conocimiento del cancionero transmitido de boca en boca me fue llevando a expresarlo a través de la escena. Así fui descubriendo en el camino los atractivos de la expresión teatral.
—¿Cómo se construye el personaje?
—El material permanente que se utiliza para construir el personaje indudablemente es la palabra. Pero una palabra impregnada de una cosmovisión de saberes antiguos. El desafío es cómo interpretar desde ese lugar la cultura de la inmediatez y el cortoplacismo metida en nuestro mundo consumista.
—Dada esta elaboración, ¿qué mensajes están implícitos detrás de los contenidos de la obra?
—El mensaje esencial es visibilizar un patrimonio intangible que es de nadie y es de todos y que forma parte de una sensibilidad que nos abraza en la alegría, la locura, el dolor, la esperanza y en síntesis en la toma conciencia sobre el paso fugaz de la vida viendo que estos valores desaparecen.
—¿Qué análisis hacés de la escena actual?
—Si hablamos de escena teatral, básicamente la situación es siempre la misma. Independientemente de la recaudación en las boleterías. Ahora lo estamos haciendo todos (actores o no), representando nuestros personajes a través de las redes sociales o plataformas de comunicación. Alguien dijo que el hombre es un animal que cuenta historias. Y desde el teatro regresamos al mundo lúdico de la infancia. La realidad es que la escena teatral siempre tendrá vigencia porque nuestro corazón necesita seguir jugando.
—¿Qué buscás transmitír a través de tu arte y tus interpretaciones?
—Lo que se transmite a través de las palabras son sensaciones con musicalidad que nos retrotraen a la soledad, al absurdo, al euforia cómo a la serenidad… El bicho humano que prende fuego a su corazón buscando el encuentro puede llegar a conmover a través de la mirada, de su voz y de sus movimientos sin demasiadas explicaciones. Eso he podido comprobar actuando para rusos, franceses, ingleses, catalanes y guaraníes. Pero para hacerlo buscando fama y trascendencia es también renunciar a otras instancias que uno no quisiera dejar. A pesar de qué el personaje es conocido en distintos lugares del país, me he dedicado a ser juglar en mi propia comarca. En algunos momentos que las restricciones de cuarentena, permitieron hacer actuaciones presenciales estuve presentando una propuesta que se llama: El Don y la Doña, donde comienzo compartiendo mis pensares y sentires cantando. Y promediando la media hora de espectáculo, (como si trajera el camarín al escenario) empiezo a caracterizarme para interpretar a Doña Jovita. Y voy cantando lo que se me canta y lo que me pide la gente también… Si todo va bien ya tengo un espacio para repetir esto en verano. Un patio bajo la barra en un antiguo hotel de Nono, aquí en Traslasierra.
—¿Y cómo describís a Doña Jovita?
—En los primeros juegos teatrales interpreté varios personajes. De todos ellos elegí hacer una mujer. Porque sentí que tenía contenidos sustanciosos para compartir. Contares que son fruto de una vida de sufrimientos y postergación. Doña Jovita es portadora de varios estigmas que están en la vereda del frente del mundo de la frivolidad. Es mujer, es pobre, es vieja, es del interior del interior… Y muchas otras adversidades. Pero a pesar de todo esto, siempre tiene fuerza, esperanza y alegría bien fundamentada. Esa actitud es inspirada por las abuelas verdaderas que saben que tienen que deben mantenerse enteras para seguir identificándose. En muchos casos Doña Jovita es la voz de las que no pueden hablar. El humor actúa desde un lugar que reconcilia y abraza. Y respeta los tiempos de maduración de aquel que todavía no ha saboreado la vida. Ella lo hace desde sus tradiciones no tradicionalistas. Como una expresión de la Pachamama con su espiritualidad mestiza y ancestral expresada con un sincretismo criollo que sobrevive en la montaña donde habita.