La trágica muerte de Alberto Olmedo

En 1988, la temporada teatral de Mar del Plata fue un éxito en lo que al turismo respecta. Además, la cultura no se quedó atrás y así fue que los teatros estallaron con éxitos en las taquillas. Entre estos se encontraba El negro no puede, cuyo protagónico estaba a cargo de Alberto Olmedo en el Teatro Neptuno. El elenco terminaba de completarse junto a Javier Portales, Beatriz Salomón, Susana Romero y Adrián Martel.

Allí los días transcurrían entre la vida nocturna, las salidas, las pocas visitas a la playa y las funciones. Sin embargo, el brillo de la noche quedó atrás cuando el boxeador Carlos Monzón discutió con su esposa, la modelo Alicia Muñiz, y la asesinó: la estranguló y la arrojó por el balcón de la casa.

Pese a la tristeza por lo sucedido con su amigo, Olmedo estaba feliz porque había firmado un contrato para trasladar la puesta en escena hacia la “ciudad de la furia” en lo que restaba del año. Tal y como solía acostumbrar, el Negro iba a cenar luego de cada función junto a su equipo. Antes de subir al escenario, el actor le pidió al asistente personal que lo acompañaba que espiara si en el departamento estaba estacionado el auto de su exesposa Nancy Herrera.

Vale mencionar que meses antes se habían peleado puesto que ella habría estado saliendo con un íntimo amigo. Luego del impasse, la pareja quería darse una nueva chance en el amor y así congeniaron en encontrarse en el departamento.

Es así que luego de la cena, Olmedo tomó el teléfono del restaurante y la llamó para avisarle que iba en camino en plena madrugada. Allí lo esperaba para festejar por el embarazo inesperado e incipiente. Lejos de las teorías sobre las drogas, Nancy alegó que esa noche estuvieron bebiendo champagne, charlando sobre cómo enfrentarían el futuro en esta nueva chance y poniéndose al día.

En un momento, Nancy fue al baño mientras que Alberto estaba jugando con los barrotes del balcón. Así inició una jugarreta fatal ya que al volver, Herrera lo vio del otro lado de la baranda, colgando hacia el vacío y pidiendo a gritos la ayuda necesaria. Ella corrió, lo tomó de las manos subiéndose a una maceta para poder sostener el peso del actor.

Los gritos despertaron a los vecinos, que intentaron socorrerlos pero ya era tarde, el Negro Olmedo caía al vacío para morir en la vereda del edificio. Allí fue revisado por unos enfermeros que estaban en el lugar. Luego llegaron los paramédicos pero nada pudo realizarse ya que la estrella se encontraba sin vida.

Con esta muerte terminó un ciclo de fábricas de estrellas porque las producciones a su cargo solían emplear a muchos artistas en radio, cine, teatro y televisión. Con el paso de los años, Nancy dejó de estar en los medios de comunicación y crió a su hijo, que ahora es una estrella del teatro independiente y lleva la misma identidad que su papá, logrando reunirse con sus hermanos mayores.