Los locos Addams, una familia tipo

Como les sucede a los grandes artistas, Charles Addams se desvelaba todas las noches pergeñando su obra maestra. A sus ojos, aquella intriga se había convertido en algo mucho más interesante que todo lo que estudiaba en la escuela de Westfield, Nueva Jersey. Aunque allí le adjudicarían una medalla honorífica: ser director de arte de la revista estudiantil Weather Vane, en la que publicaría sus primeros bocetos hasta graduarse en 1929. Fue por entonces que una idea reveladora, como describió Cortázar al amor en Rayuela, lo atravesaría como un rayo que lo dejaría “estaqueado en la mitad del patio”.

Primero fue su hogar. Addams vivió en el 552 de Elm Street y sus biógrafos afirman que dicha casa, de estilo victoriano y con un magnífico jardín, sirvió de inspiración para concebir la mansión de la familia Addams. Sin demasiada repercusión, comenzó a publicar sus historietas en The New Yorker, hasta que en una de sus caricaturas apareció un vendedor de aspiradores ofreciendo su mercancía a una extraña mujer que vivía en una mansión. Detrás de ella, estaba parado un tipo robusto y barbudo, y algunas criaturas indistinguibles observaban desde abajo de las escaleras. Esa mujer luego sería bautizada Morticia y su acompañante sería una temprana versión de Largo. Más tarde, aparecerían el resto de los integrantes de la familia.

Con el transcurso del tiempo Charles Addams se pasaba horas perfeccionando sus personajes, contemplándolos con la minuciosa ternura de un padre. No obstante, sus caricaturas, lejos de permanecer en el sosiego de la tinta, se convertirían en el germen de algo mucho más grande: una serie de televisión.

En 1964, el canal ABC tenía que dar una respuesta ante La familia Monster, que se había estrenado ese mismo año en el canal CBS, su rival directo de rating. Entonces, lanzó La familia Addams, un reflejo paródico de una típica familia norteamericana, con sus hábitos y costumbres propias, pero integrada por personajes tan macabros como adorables. El tío Lucas, Morticia, Largo, Homero, la Abuela Addams y Merlina encajaban tan bien entre sí como los dedos de un organista que recorren el teclado. El estallido de popularidad, tanto de su creador como de la serie, no se hizo esperar.

Los locos Addams tuvieron dos temporadas, hasta 1966, llegando a un total de 64 episodios de media hora, grabados en blanco y negro.

Por encargo de Levy, Addams estableció el parentesco de sus personajes y las características de sus personalidades. Los elegidos para interpretar al clan fueron John Astin y Carolyn Jones, quienes hicieron de Homero y Morticia; Jackie Coogan interpretó al Tío Lucas. Asimismo, el inolvidable single de apertura, The Addams Family, fue compuesto por Vic Mizzy.

Por su parte, Charles Addams rápidamente pasó a ser una celebridad indiscutida. Se lo vinculó a mujeres bellísimas de su época como Greta Garbo, Joan Fontaine y Jackie Kennedy. Finalmente, a comienzos de 1942, se casó con Bárbara Jean Day, mujer esbelta y de ojos misteriosos, a quien algunos periodistas le atribuyeron rasgos similares a la protagonista de sus caricaturas, Morticia.

Su salto a la pantalla grande

Esta extraña familia fue llevada a la pantalla grande en dos oportunidades, con el puertorriqueño Raúl Juliá en el papel de Homero Addams y Anjelica Huston como Morticia. La mayor parte de las versiones fílmicas fueron rodadas en el Hollywood Center Studios en Los Ángeles, el mismo estudio donde se filmó la serie de televisión original. En el 2022 se espera el estreno de Los locos Addams en la versión de Tim Burton.

La obra maestra de Addams empezó como un proyecto loco, similar al del artista japonés Hokusai, que consistía en pintar la misma montaña una y otra vez hasta que cobrara vida. Sin embargo, le dio un reconocimiento extraordinario, cuya única explicación probablemente sea que tanto él como La familia Addams siempre fueron indiferentes a lo que el resto del mundo pensara de ellos.