Luis Ortega: “Los jockeys son mis héroes”
Su nueva película, premiada en el Festival de Cine de San Sebastián, representará al país en los Premios Goya y Óscar.
entrevistasSu nueva película, premiada en el Festival de Cine de San Sebastián, representará al país en los Premios Goya y Óscar.
01/10/2024 - 00:00hs
La nueva y esperada película de Luis Ortega, El jockey, ya está en los cines con su atrapante historia de amor y búsqueda. Hablamos en exclusiva con Ortega para conocer detalles de su desarrollo y, particularmente, su vínculo con los caballos, Buenos Aires y la música.
—Contame un poco, ¿cómo surge esta idea de meterte en el universo de los caballos, las carreras, el hipódromo?
—Es una aclaración que está buena hacer. La película no se propone hablar del mundo de las carreras porque es un mundo inabordable y fascinante, que merece su propia película, que no es esta. Lo que pasa es que el hipódromo de Palermo es un lugar tan mágico que cuando llegué dije: quiero hacer una película acá y ver qué excusa encuentro para hacer una película acá. Sin duda no estoy a la altura, ni tengo el conocimiento, para hacer una película sobre el turf, pero sí agarré el escenario, la estética, toda la magia del lugar. Metí ahí mi propia sustancia, digamos y eso sirvió como un escenario que imanta y que genera mucha intriga, genera una estética muy colorida, muy particular y los jockeys son mis héroes. Pero el personaje central es más como lo que se siente ser un director de cine que un jockey. Lo que pasa es que bueno, usamos símbolos en el cine, se puede hacer eso. Entonces todo mi respeto a los jockeys y a todo el mundo del turf y con su permiso pude hacer esta película, pero es más un viaje interior del personaje. No pretende para nada contar cómo es el mundo de las carreras.
—Es un escenario, como vos decías, muy interesante y la ciudad de Buenos Aires siempre es un escenario que vos lo mostrás de manera diferente. Es la primera vez que veo el universo, te decía esto del hipódromo, que lo veo reflejado. Digo, con estos índices, más allá de que la historia es una historia de amor, es una historia de transformación. Pero, ¿qué tiene para vos la ciudad de Buenos Aires que te dispara todos estos relatos?
—Fantasmas, tiene muchos fantasmas y los fantasmas sirven para conectar a la gente y sirven para hacer un encuadre. O sea, por ahí no se ven o no todo el mundo los ve, pero el director los tiene que ver y uno que trabaja de esto, cuando camina por la calle, ve películas y fantasmas. Entonces traté de transmitirlo de la manera más directa que se puede. No es tan fácil porque mover un equipo de filmación para registrar fantasmas no es sencillo, se van cuando llega tanta gente. Hay que trabajar ahí el clima para transmitir como al menos como la veo yo.
—La música siempre es clave también en tus películas. Contame si la elección viene posterior o ya también tenés estas ideas recorriendo tu cabeza y viene la música, o viene después…
—Hay dos formas de escribir para mí, con música y sin música. Y a veces escribo con música y la música te escribe el guion. O sea, yo soy más bien de la idea de que uno no escribe el guion, sino que el guion se escribe solo y que lo que hace es tomar nota. Uno está atento a lo que pasa y toma nota. Toma nota y hay notas que sirven y notas que no, pero sin duda la nota musical siempre escribe su propia escena. Y quería usar mucha música nacional porque hay una cultura así, colonizadora, permanente sobre la impronta que debe tener.
—Y siempre clásicos también…
—Sí, clásicos y clásicos por ahí de otra época, pero hay mucha música de todos lados. Hay música original también. Tuvimos que meter un compositor de Dinamarca que hizo un gran trabajo porque la película es coproducida con Dinamarca y es una película musical. O sea, la música es la expresión más directa que puede haber, sobre todo si las palabras también son musicales y no tienen un mensaje. Así que con suerte estamos a la altura de la música.