Tras un año pandémico, en el que lo vimos mucho en redes sociales y en una breve participación en Showmatch, el actor apuesta a un futuro con teatro y pantalla grande. Así lo afirma en esta entrevista exclusiva.
Yo, traidor, de Rodrigo Fernández Engler, marca el regreso a la pantalla grande de Mariano Martínez, en un relato apasionante sobre la vida de un hombre que, a partir de sus decisiones, forjará un destino propio que tal vez lo aleje de su familia. Martínez está acompañado en la propuesta, que se rodó en diferentes escenarios de Argentina y Estados Unidos, por Arturo Puig, Mercedes Lambré, Osvaldo Santoro, Jorge Marrale y Sergio Surraco, entre otros. Para conocer detalles de la propuesta, diario Hoy dialogó con Martínez.
—¿En qué momento de tu vida te llega Máximo, que encarnás en Yo, traidor?
—Máximo me llegó hace dos años, casi tres, a principios de 2019. Me llamó Julio Midú y me dijo que tenía un guión para ofrecerme; yo justo estaba por irme de gira con Mentiras Inteligentes, que producía y actuaba, y me tocaba ir a Paraguay. Me llamó un miércoles, el jueves viajé: lo leí en el vuelo, lo llamé al director y le dije “la quiero hacer, después vemos los detalles, pero me encanta la historia”. Era algo que quería contar y así arrancó el viaje.
—¿Qué fue lo que te atrajo del personaje?
—Me atrajo en sí la historia, no solo Máximo, que claro, es la historia, porque está en el 100% de la película. Me atrajo eso, el mensaje que dejaba la historia, de reconocer los errores, saber pedir perdón y saber perdonar.
—¿Habías trabajado antes con alguno de los compañeros?
—No, con nadie, ni con Mercedes, Arturo...Con Osvaldo sí cuando era más chico que hicimos Campeones, le tengo un gran cariño; con Jorge y Sergio tampoco. Tengo admiración por todos, son una banda de talentosos.
—Estás en todas las escenas…
—Claro, y era un desafío importante encontrar el ritmo interno del personaje, para que después de una escena tras otra no digas “no lo soporto más a este hombre acá”. Creo que lo logramos porque fue un trabajo que se hizo entre todos, es mérito de todos.
—¿Cómo fue el trabajo para encontrar justamente el ritmo interno del personaje?
—Trabajando el conflicto de él, sabiendo cuál era su motor al principio de la historia, qué lo movilizaba, su sentimiento madre, y desde ahí él reacciona en todo, desde ese sentimiento, traba o dolor.
—La película tiene muchos escenarios: Estados Unidos, el Sur. En el Sur ya habías estado rodando la serie Sangre fría…
—Había estado en Villa La Angostura, ocho meses, pero nada que ver a esta experiencia, fue menos tiempo y otra situación. Estuvo bárbaro el lugar, la gente, el equipo, cómo congeniamos entre todos. La pasamos muy bien, el tiempo acompañó; toda la geografía que tuvimos que transcurrir fue angelada, el clima fue el que tuvo que ser. Veo la película y recuerdo todo con una sonrisa y esto es hermoso que pase, porque es necesario que traspase.
—Uno está acostumbrado a verte en roles distintos, pero ¿qué te pasa internamente cuando llega una propuesta como esta?
—Es una gratificación absoluta. No es casualidad estar viviendo esto en este momento, si bien hay una cuota de azar, el camino se trata con algunas elecciones que hice, descartando otras cosas, y a veces parece sencillo, pero si no estás fuerte y decidido por ahí te desvías. Disfrutar el estreno de esta película, esperar el de otro, lo desee mucho, y haberlo logrado en este primer paso es muy importante.
—¿Pensaste en algún momento estar del otro lado, no solo en la producción, sino por ejemplo en la dirección?
—No se me ocurre hoy por hoy dirigir, pero no lo descarto.
—¿Escribir tus propias historias?
—Escribo bastante, pero mayormente suelto, poemas. No sé si escribiría una historia, o sí, pero aún no la tengo bastante desarrollada. Me encanta escribir, canalizo mucho así, leo mucho y eso me dispara escribir.
—¿Cómo te organizás, con tantos compromisos, para que esa parte creativa esté presente y no perder el objetivo que tenés de ir por otro lado con tu carrera?
—Le dedico tiempo a la lectura, cuando tengo un momento libre y estoy tranquilo, leo, me gusta. Lo mismo para escribir, para muchas cosas, le dedico tiempo, cuando tengo libre, a todo eso.
—Te gusta hacer cine, pero ¿ves cine?
¿Te gusta?
—No veo todo lo que hay, porque no tengo mucho tiempo y hace mucho que no veo nada; con los chicos es complejo, por eso leo más que ver películas.
—Siendo padre y teniendo en cuenta que Rodrigo dedica la película a su padre, ¿qué te moviliza de esta historia?
—Me emociona mucho que la película, entre otras cosas, hable sobre el amor de un padre a su hijo, que hace que él tenga una segunda chance de redimirse. Máximo se acuerda de cómo el padre estuvo presente para él.
—Además, habla de las segundas oportunidades…
—Totalmente.
—Algo que no es fácil…
—A mí me parece importante como sociedad que demos segundas oportunidades y que sepamos perdonar, porque si no es un cuento de nunca acabar. Si uno se queda con rencor, con algo que no perdona y quiere la venganza para poder sentirse mejor, es algo que no acaba nunca en sí, en general.
—¿Qué expectativas tenes con el estreno de Yo, traidor?
—Ojalá que le vaya bien, que la gente vaya al cine. Sabemos que es el lugar a donde menos volvió, por muchos factores, como el dinero y otras cuestiones, pero ojalá que la gente vaya a verla, porque es clave para el cine nacional. Es una muy buena película, ojalá que el boca a boca sea bueno y espero seguir haciendo cine; seguramente después se estrene en plataformas, pero en el cine será una muy buena propuesta. Y ojalá que el cine siga vivo por muchos años más.
Sobre cine, teatro y el reencuentro con Nicolás Cabré en un escenario
Mientras espera el estreno de Yo, traidor, el 6 de enero, Mariano Martínez tiene en vista trabajo y más estrenos para el 2022. Uno de los proyectos sería volver a reunirse con Nicolás Cabré en teatro. Lo último que hicieron juntos como dupla fue la tira Los únicos, de Pol-Ka para El Trece, intentando emular el éxito sin precedentes de Son amores, en la misma pantalla.
—¿Qué encontrás en el cine que no encontrás en el teatro o en la televisión?
—Hacer cine me encanta, porque sabes de antes qué tenes que contar: tenes todo el personaje amasado, transitado y tenes bien en claro qué tenés que hacer en cada situación para ir armando el cuento en todo sentido, en cuanto a continuidad dramática. Y eso pasa solo en el cine, porque en una tira diaria tenés que ir resolviendo contrarreloj. Me encanta el cine y el teatro, y me gustaría hacer más cine y estar también haciendo en teatro algo que me guste mucho.
—Tenés pendiente de estreno otra película, además de Yo, traidor…
—Sí, Humo bajo el agua, que se estrena en marzo. Está buenísima, estoy orgulloso por el resultado, la historia, lo que cuenta, el amor desde lo más profundo de la palabra.
—Dicen que es la Secreto en la montaña argentina…
—Sí, transcurre en el 80, en el campo, cuando todo era tabú. Es una historia de amor bien realizada, con una luz hermosa, muy bien filmada.
—Estrenás la película, pero ¿cómo sigue el 2022 de trabajo? ¿Teatro?
—Para teatro estoy buscando una obra. Surgió en las últimas semanas un título, pero no está nada confirmado. Me encantaría hacer y seguramente se dará en la segunda parte del año. Ojalá, de hecho, me encantaría hacer algo con Nicolás Cabré, que ahora él estrena una obra, y estamos buscando para hacer algo después de eso.
—¿Siguen en contacto?
—Hablamos hace muy poco, y nos gustaría. De hecho lo hablamos y por eso lo cuento; el teatro sería el escenario para volver a reunirnos.