Romina Malaspina, al Cantando
Se suma a Georgina Barbarossa, Lola Latorre, Lizardo Ponce, Karina Jelinek y Floppy Tesouro.
Volvió imprevistamente de España tras detenerse el rodaje del filme Competencia Oficial a raíz de la pandemia. En cuarentena estrenó El médico, dirigido por Daniel Rosenfeld. Diario Hoy dialogó con él sobre el momento que vivimos y más.
07/07/2020 - 00:00hs
Cine, teatro, televisión, dirección, actuación, no hay un solo rubro y actividad en la que Oscar Martínez no haya desplegado su talento. En su libro Ensayo general (Emecé), dice: “El teatro es el templo al que el actor debe volver siempre”. Mientras esperamos volver a las salas, diario Hoy habló en exclusiva con Oscar sobre el oficio y más.
—¿Cómo estás llevando esta situación? Estabas rodando en España con Mariano Cohn y Gastón Duprat y tuviste que volver…
—Así es, fue duro, estábamos muy felices haciendo la película y se paró en seco, de un día para el otro. Yo fui al rodaje y me encontré con que estaba detenido. Se venía hablando de esa posibilidad, pero de todas maneras fue duro. Y eso me obligó a estar en cuarentena antes que se decrete aquí el aislamiento, llegué de España el 14 de marzo a la mañana y guardé los 14 días de prevención sanitaria. Recién ocho días después fue la general, así que desde entonces estoy en cuarentena y fácil no es, la verdad que es muy duro.
—¿Se sabe cuándo se regresa al rodaje?
—En principio a mediados de septiembre, espero que tanto Gastón, Mariano y yo podamos viajar días antes de eso.
—¿Cómo llegaste a Murciélagos?
—Por mi hija, que es guionista y le encargaron siete de las ocho historias, y así me involucré en esta experiencia tan particular, muy sui generis, con un fin benéfico, por supuesto de manera totalmente gratuita por parte de nosotros, y muy especial, particular, trabajosa, se hizo toda en cuarentena, con teléfonos móviles.
—¿Te ayudaron a filmarla?
—La hija de mi mujer, con el celular que facilitaron, un iPhone 11, que tiene tres cámaras. Me ocupé de eso, del tema de la luz, en algunos casos reforzando con elementos de mi mujer, que hace videos y está en las redes. Fue una experiencia disfrutable, pero laboriosa, de mucho estrés, dos días para hacerlo, y luego quedó en manos de Daniel y la editora. Ofrecí algunas alternativas, de planos y de actuación.
—¿Qué te atrajo particularmente de El médico?
—Mi hija me dijo que querían que lo haga, lo leí, y me interesó que trasciende la situación, si bien a muchos profesionales de la Medicina les ha pasado esto, hay otra historia que es muy interesante. El acoso, lamentablemente ha ocurrido, en situaciones extremas como esta se ve lo mejor y lo peor. La semana pasada salió un médico a denunciar el acoso que sufría en su edificio con los vecinos. El pánico y el miedo hacen que este tipo de comportamientos deleznables, pero humanos, salgan a la luz, como otros, como el heroísmo y la solidaridad.
Teatro online, estrenos en plataformas y TV
—¿Qué recordás de Vivir dos veces?
—Me gustó hacerla, fue un desafío porque tenían que quedar bien claras las tres fases de la enfermedad del personaje y no se filmó cronológicamente. El estreno en Netflix fue mundial con un éxito como el de Relatos Salvajes. Amo el cine, pero reconozco que estas nuevas tecnologías hacen que la cosa se expanda de un modo diferente.
—Además vimos Días Contados y Ella en mi cabeza online…
—Sí, con una repercusión increíble, tenés que estar un año reventando el teatro, e incluso más, para tener ese público.
—Existe Merlí, pero antes tuvimos De poeta y de loco…
—Es un programa que hacía con mucho gusto, amo la literatura y me encantaba el personaje. No ví Merlí, pero en la TV argentina es impensado hacer un programa de esas características. Con Nueve lunas lo mismo. Es un tipo de TV que hace décadas dejó de existir. La televisión abierta tiene poca perspectiva de vida para la ficción. Trataron de hacer una televisión más económica, con tiras, rendidoras porque tienen elenco contratado mucho tiempo, estudios con los mismos decorados y son una sábana que te cubre de lunes a viernes horarios competitivos. Es la menor inversión y la mayor explotación posible.