Nicolás Gil Lavedra y Zoe Hochbaum estrenan Como el mar
Rodada en Uruguay, analiza la historia de una madre, su hija, y cómo las mentiras han construido una fábula imposible de sostener.
entrevistaLa artista se manifestó sobre el presente de la industria.
28/03/2024 - 00:00hs
En el marco de la promoción de la película Como el mar, dialogamos con Sofía Gala Castiglione sobre los ataques a la cultura.
—Vos hiciste cine con nada, poniendo el cuerpo, exhibiéndolo en circuitos no tradicionales, ¿cómo estás viviendo un poco este momento difícil para la cultura y qué reflexión tenés justamente sobre estas otras maneras que vos pudiste explorar?
—¿Cómo lo estoy viviendo? No creo haga falta ni una respuesta sobre como lo estoy viviendo. Lo vivo como un ataque, primero a la cultura, que me parece que es un ataque a un país. Me parece que un país sin cultura, pareciera que la cultura no importa, que hay cosas más importantes, siempre a la cultura se la denigra o se la deja a un costado como si fuera mero entretenimiento y bla, bla, bla. No creo que sea casualidad que cada vez a la cultura se la convierte mucho más en frivolidad y entretenimiento y cada vez abarca menos, con menos posibilidades a situaciones profundas. Y creo que es una forma de control, es una forma de tenernos dormido, de tenernos sumisos, de que no se nos abra la cabeza, de que no pensemos y de esa manera poder controlarnos y seguir teniendo poder sobre nosotros y mantenernos como en este estado de shock en el que estamos. Todos estamos quejándonos, pero finalmente nunca termina de pasar nada. Entonces lo vivo como una actriz que vive no solamente monetariamente, sino emocionalmente y psíquicamente de lo que hago, me pone muy triste que no se le dé el lugar que se merece a nuestra cultura, que están increíblemente zarpados. No hay dimensión acá, pero porque también hay falta información, porque se informa lo que se quiere de lo que significa el cine y la cultura de nuestro país. No porque afuera sea más importante, sino porque siento que acá se la valora. Pero a veces no entendemos los geniales, no solo artistas, sino técnicos, directores, productores, etcétera, que hay en nuestra cultura, en nuestro cine, particularmente, que es donde hoy por hoy yo veo como una crisis mayor. Yo siempre me sentí parte de la resistencia, igual no solamente ahora. Porque más allá de que ahora esto sea algo tan público y tan obvio el ataque a la cultura y que pareciera que no es importante, siento que de un muchísimo tiempo para acá las cosas culturales, que por ahí no están dentro del medio, dentro del conformismo o hay que buscarlos, o hay que encontrarlos. Y yo siempre me movía en esos circuitos, hice una película con celulares en pandemia con mis amigos, fue muy difícil acomodarla incluso en festivales independientes, donde ganan películas que produce Amazon. Así que bueno, nada, me parece que el artista siempre está resistiendo, la vida del arte es un lugar de resistencia. Me parece que en estos momentos no se ve, pero están pasando un montón de cosas en el arte, en la música, que hay una movida muy zarpada, pero donde seguimos escuchando Duki, y lo digo sin ningún problema, hay un monopolio que todo pareciera una sola cosa y que lo demás no existe.