Adriana Aizenberg y Jorge D’Elía recuerdan El abrazo partido
La dupla, protagonista de una innumerable cantidad de éxitos, se reunirá nuevamente para celebrar los 20 años de la icónica película que triunfó en Berlín
A propósito del 20º Aniversario del estreno de El abrazo partido hoy a las 20 se realizará una función homenaje en la Sala 1 del cine Gaumont (CABA), con copia totalmente remasterizada, la cual contará con la presencia de su director Daniel Burman, su productor Diego Dubcovsky y el elenco encabezado por Daniel Hendler, Jorge D’Elía y Adriana Aizenberg.
Para saber más detalles de la película que se estrenó en marzo del 2004, marcó un éxito en la taquilla nacional de ese año y se convirtió en un hito dentro de la carrera de su director, Daniel Burman, hablamos con Aizenberg y D’Elia.
—¿Qué recuerdos tienen de la película y del rodaje?
—Adriana Aizenberg: Me encantó porque no fue la primera película que hice, pero yo empecé a filmar grande, ya tenía 50 años, tenía muy buena formación. Venía del teatro con la idea de que había que hacerlo con verdad, todo lo que estudié, todo, tuve los mejores maestros, y tuve una gran formación, canto, bailo, y esto me pone contenta porque le dediqué mucho tiempo. El cine era una asignatura pendiente para mí, y si bien había estudiado con grandes maestros que me dejaron una marca, sabía que en cine era otro tipo de interpretación, pero siempre traté de hacer todo de manera natural. Me acuerdo de que estaba recién trasplantada del hígado y a los cinco meses estaba bailando el rigudín (canta), que linda película. Burman habló primero, con Rodrigo Moreno, mi hijo, él me había visto en cosas muy diversas en teatro, y le dijo: tu vieja podrá hacer la película, mirá que tiene que bailar y todo; y él le respondió ella te va a bailar y hacer lo que digas. Después me llamó y la hice con una alegría muy grande porque me gustaba el papel, los compañeros, como Salo Pasik, con el que había ya hecho de pareja varias veces en otros proyectos, e hizo de mi novio, porque el personaje de Jorge me había dejado.
—Y con Jorge volviste a trabajar hace poco…
—AA: Sí, en El Encargado, éramos hermanos, él hizo de un militar que estaba un poco perdido. Además de ellos estaba Daniel Hendler, y todos recién empezaban, pero ganaron muchos premios. Me gustaba mucho la historia de El abrazo… con Salo fue muy fácil porque no había que agarrarse fielmente a la letra, él tenía también una buena formación. Era una de las primeras cosas que hacía Burman, y tal vez dudaba un poco en el set, pero estoy feliz por el rodaje y que ahora se vuelva a ver. El guion es de verdad creíble, y es fácil hacer cosas con este tipo de materiales, con verdad se logra todo. Nunca volví a ver la película, no sabía dónde hacerlo, buscaba porque me había gustado mucho hacerla. Después hice otra película con Burman y después no me llamó nunca más. En Derecho de familia hacía de la secretaria de Arturo Goetz, quien también falleció.
—Jorge D’Elia: Todo lo que venga de El abrazo partido me cae muy bien porque mi participación de la película fue así como cuando las cosas salen perfectas. Además me gusta porque arrancó con una locura mía. Viene mi representante y me dice: Jorge, mirá, quiero mandarte el guion de una película; y le digo: ¿de quién?, de Burman. No lo conozco le dije, no conozco nada que sea algo de él. No importa, me dice, leelo y decime si te interesaría a participar en la película. Entonces, bueno, yo lo leí y me encantó, desde arriba para abajo y mi participación se dio en mi plenitud laboral, donde tenía una gran cantidad de trabajo, y le pregunté a mi representante: no me dijiste que es lo que tengo que hacer, y me dijo, ¿a vos qué te gustaría hacer?, y le dije: a mí me gustaría ser el padre. Bueno, para eso te lo digo entonces, entonces le dije: yo no lo conozco a Daniel haceme una cita con él para conversar. Entonces es que se realizó, y para ir le dije a mi mujer ¿me ayudás? Porque fui sin utilizar un brazo, me puse la manga en el bolsillo del saco y fui como manco. Y como no podía manejar el auto, fui con un taxi y yo veía risueñamente para adentro, con la cara seria, que el chofer miraba por el espejito. Llegué al edificio y, cuando abren la puerta, al señor de maestranza le comenté: vengo porque tengo una cita. Él me miraba y le digo quiere que le dé mi documento, no, está bien. Bueno, me llevan allá, abre la puerta la secretaria de Burman y me mira y no sabía qué decir, porque yo era conocido, y se preguntaría qué pasaba con ese brazo exactamente. Él me dijo que había pasado por todos los actores argentinos y que era muy difícil hacer el personaje porque se habla de él durante mucho tiempo en la película. Y cuando aparece tiene que ser un actor que da de un golpe sin que hable, sin nada y tiene que ser todo eso que estaban diciendo de los personajes. Entonces yo le dije, yo tengo seis hijos, o sea, que de hijos sé bastante y es más, falleció uno ellos, así que sobre el dolor de los hijos sé bastante. Y me dice: ¿por qué viniste así? Así ¿cómo?, le digo. Sin un brazo. Y le digo, mirá estoy muy caliente para hacer este personaje. Me preguntó si me podría quedar un rato más para juntarme con Daniel Hendler, los quiero ver a los dos juntos y filmarlos un poquito, y le digo sí. Así fue cómo conseguí el papel.