entrevista

Gastón Portal: “A mí siempre me fascinó escribir sobre las relaciones entre madres e hijos e hijas”

El exitoso productor y director presenta su primera novela inspirada en un clásico francés aggiornado a los tiempos de redes y grooming.

Cyrana es la primera novela recientemente editada por Editorial Planeta de Gastón Portal, en donde explora un particular vínculo entre una madre y una hija, quienes aceptan asumir una identidad virtual diferente para así poder encarar un amor. Para saber más sobre su primer trabajo como escritor, que originariamente iba a ser una serie, hablamos en exclusiva con Portal.

—La última vez que hablé con vos fue por el estreno de tu primera película y ahora es por tu primera novela, ¿cómo es esto de ir tachando casilleros de primeras veces en varios lugares?

—Y bueno, es que me quedan pocas primeras veces. En general, me quedaba una novela. Es raro porque si pienso en cuando era chico y empezaba a imaginar qué quería ser de grande, después de querer ser astronauta, que es lo primero que viene siempre, yo siempre pensé que iba a ser director de cine y o escritor. Y fui un montón de cosas antes de hacer mi primera peli y mi publicar mi primera novela. Pero, bueno, la verdad es que escribo desde pendejo y ahora que tengo un montón de cuentos escritos, creí que mi primer libro publicado iba a ser un libro de cuentos. Esta historia que la había empezado a escribir y la dejé por un buen tiempo, en pandemia, dije es ahora o nunca y me puse seriamente a escribirla, a ver hasta dónde iba. Y, bueno, así surgió y después empecé a moverla.

—¿Puede ser que el proyecto originalmente lo habías pensado como una serie más que como una novela?

—Sí, no solo pensado, sino que este era uno de los contenidos que en su momento Daniel Burman, que maneja una productora española en Estados Unidos, yo me fui a vivir ahí durante tres años y le gustó, me pidió trabajarla para hacer una serie. Armé la Biblia, el contenido, e incluso el primer guion, pero lo que pasaba era que como tiene una de las protagonistas de quince y una familia y la madre, había un tema de series y plataformas. Muchos la buscan por el lado del coming of age, género de las nenas que se vuelven adultas y en la apertura sexual. Las propuestas que venían eran más edulcoradas por ese lado y no representaban lo que era la historia que yo quería contar. Entonces en un momento me volvieron los derechos y decidí escribir el libro, y ahora haré una película de la novela, pero tenía ganas de escribirla como yo quería y no como querían las plataformas. Así me ayudaron las plataformas a hacer mi novela.

—¿Cuándo supiste que la dinámica de la narración iba a ser esta de un capítulo breve contado por cada una de las protagonistas?

—Ese fue el comienzo. De hecho, hay una especie de sistema que tengo, que antes de escribir un guion o empezar a desarrollar una idea, aunque sea para audiovisual, empiezo a escribirla literariamente como si fuera un cuento. Y, en este caso, como era la historia de estas dos mujeres que quieren una historia particular, me pareció que, nada, no sé si por experimentar o qué, pero me pareció que era la mejor manera de narrarla. Y las primeras veinte páginas, que son como casi quince capítulos, los escribí de esta forma, pensando en el audiovisual. O sea, que eso ya estaba escrito de esa manera cuando lo retomé, seguí con esa línea, después obviamente hice varias correcciones. Sobre todo cuando ya Editorial Planeta se interesó, ahí tuve como un añito de idas y vueltas que pude repasar todo y reescribir, pero el código quedó desde el principio.

—¿Cómo fue meterse en el universo de Emilia y de su madre, cada una con sus particularidades y problemáticas?

—La historia tiene como punto de lanzamiento Cyrano de Bergerac, obra de teatro clásica francesa de 1800. Ese fue el disparador, pero la verdad es que a mí siempre me fascinó, por ponerle una forma, escribir sobre las relaciones entre madres e hijos e hijas sobre todo, por eso es que escribí sobre mujeres. Pero no es porque quería ver qué sentía una mujer, sino porque la verdad que creo que hay algo ahí en la relación, siempre madres e hijas, que es especial y entonces me interesaba. En ese momento yo tenía una hija que todavía no tenía quinde, ahora recién tiene quince, pero tenía doce entonces, y yo veía crecer a mis hijas. Escribí varias cosas con respecto al tema de relaciones entre padres o madres e hijos y tengo esa idea medio particular, que es que, con el tema de la identidad, la identidad de uno no es nuestra persona, sino que son varias personas a lo largo de la vida. Y también hay algo que creo que una madre y una hija en algún punto son la misma persona. Suena un poco extraño decirlo así, pero hay algo de una conexión biológica, de costumbres a medida que van siendo educadas, que empiezan a encontrar similitudes. Eso yo lo vi mucho en parejas con sus madres, y es algo que necesitaba indagar, por eso me metí en ese mundo.

—Como papá, ¿qué te tienen alerta?, ¿cómo acompañas el crecimiento de tus hijas en estas épocas de redes sociales, de fotos? Tan distinta a cuando uno creció.

—Se acompaña primero con preocupación y también estando muy cerca, cuanto más cerca es más posible encontrar algún tipo de alerta algo que no esté demasiado bien y también dándoles mucha confianza. Yo tengo dos chicas y un varón más chiquito de ocho años y la verdad es que hablamos absolutamente de todo. Tenemos una relación muy madura en ese sentido y también muy infantil en el sentido de que yo soy bastante lúdico y juego todo el tiempo con ellos. Entonces, de alguna manera eso se lleva, y también alejándolas un poco de los aparatos tecnológicos para que no sea su único mundo. Los tres leen mucho, ven muchas películas, todos juntos, y leemos todos juntos ahí. Yo estoy separado, pero cuando están conmigo, que los tengo la mitad de la semana, hacemos tiempo de lectura, nos ponemos a leer los cuatro juntos, pues obviamente leo mucho también. Y eso también ayuda a que no te vean como un padre celador, o un profesor, sino un poco como un amigo.

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