El talentoso artista se lucirá en un rol diferente en
una obra que le exige disciplina, concentración y profesionalismo para encarnar el personaje en cuestión,
al que no solo pondrá su voz, sino su cuerpo.
Mañana se estrena Precoz, obra basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, con dirección de Lorena Vega y las actuaciones de Julieta Díaz y Tomás Wicz, en Dumont 4040, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con funciones presenciales todos los jueves y viernes de septiembre y octubre, a las 20.30. Diario Hoy dialogó con Wicz para saber más del trabajo que hizo para el proyecto.
Desde hace unos años que Tomás Wicz se afirma en la escena cultural. Sus primeros papeles fueron en cine y televisión, en los que debía encarar roles asociados a su edad. Rápidamente comenzaron a ofrecerles papeles más arriesgados, como los de Viaje inesperado o Los miembros de la familia. En breve lo veremos, además de Precoz, en Días de gallos, serie de Hernán Guerschuny para HBO Max.
—¿Conocías la obra de la autora?
—Más que nada de nombre, porque en los últimos años resonó mucho su trabajo, y conocía algunos títulos pero no había leído nada, lo primero fue Precoz cuando me llegó la propuesta.
—¿Qué sensación tuviste al leerla?
—Me encantó la experiencia, me pareció un material de esos que hacen falta releerlos y redescubirlo con más profundidad en varias lecturas. La primera vez me pareció un viaje onírico y poético, una vomitada de emociones y sensaciones extremas llevadas a una historia. Recuerdo esto al haberla leído, como un viaje de sensaciones.
—En la previa a la cuarentena del año pasado estuvieron por estrenar, esperaron, y ahora finalmente se presenta. ¿Cómo fue reencontrarse con las compañeras y el material?
—Estuvo bueno, porque sucedió que nunca dejamos de tener contacto entre nosotros ni con el material, y más allá de la cuarentena y de la confusión que hubo en 2020, seguimos manteniendo la llama del proyecto viva.
Tuvimos muchas lecturas durante el año por Zoom, seguimos trabajando a distancia sobre la adaptación y los personajes y el proceso logró llevarlo a favor de la obra, porque además como el material es tan complejo y con tantas metáforas, poesía y suceden cosas entre los personajes, entonces fue bueno tomarse esa pausa para seguir trabajando. De hecho pasa ahora, a días de estrenar que en las pasadas descubro más y más cosas, sigo encontrando o entendiendo de otros lugares los textos de la obra.
—¿Es la primera vez que tenés tanta responsabilidad en el escenario?
—Es la primera vez que hago una obra de dos personajes y siento que en este caso me toca más acompañar a Julieta, que cae en ella la gran responsabilidad de llevar todo adelante, aunque es un trabajo muy de a dúo, pero como en la novela el punto de vista es el de ella.
En la obra aparece mi personaje y la voz del hijo, pero siento que mi rol en la obra es acompañar o de ayudar a sostener y contar la historia del gran trabajo que hace Julieta en la obra.
—También es tu primer rol en el que hacés de “adolescente” con otro trasfondo...
—Tiene una mirada más cruda, sin la temática adolescente de cómo se atraviesa eso, sino el vínculo endogámico con la madre, llevado a un extremo y como son dos personajes medio solos, que sólo se tienen a ellos, es la mirada de un adolescente sobre una madre que expresa sin un cuidado especial por su hijo todo lo que la atormenta, y cómo el hijo ve eso, lo absorbe, lo interpreta, el personaje está todo el tiempo viendo eso, acompañándola, y atraviesa esa adolescencia con ese dolor que la madre va manifestando y viviendo.
—¿Qué fue lo más difícil de encarnar del personaje?
—Creo que lo más difícil para todos fue entender cómo llevar al teatro un texto tan complejo, nos costaba imaginar cómo hacerlo, era difícil imaginar cómo se iba a hacer con los cuerpos y el espacio. Me parece que el mayor desafío de la obra tiene que ver con cómo habitarla y contarla, más que el personaje en sí, porque tiene esta fricción interesante, gracias al trabajo de Lorena y la coreógrafa Jazím, de llevar algo muy poético y muy amplio y lleno de imágenes a dos cuerpos en un espacio casi vacío, ese fue el desafío, cómo construir los escenarios, paisajes, sensaciones, el vínculo, con nuestros cuerpos y voces en un espacio casi pelado, encontrando la dinámica. Después de mucho trabajo encontramos entre todos una manera de contar muy distinta, por lo menos a lo que yo hice, algo distinto e interesante.
—De cara al estreno, ¿cuáles son tus expectativas? ¿Con qué te gustaría que se conecten los espectadores?
—Es una experiencia distinta y me gustaría que impacte el material en el espectador y que suceda un poco lo que me pasó a mí, que después lo fui redescubriendo, es una pieza llena de información, por lo que sería interesante que de ganas de volver a verla por todo lo que propone el texto, los cuerpos y la obra.