Albatros y el “Martín Fierro”

Uno de los clubes con rugby y hockey que más evolucionó es el que está en 515 y 135. Lo que no se conoce es que por la puerta de ingreso y el casco vivió gente importante como Rafael Hernández, el hermano de José Rafael Hernández

Albatros Rugby Club vive y suda el deporte amateur en 515 y 135 desde los albores de los noventa. Dos hectáteras abonadas al contado por la comisión que entonces tenía al frente al Dr. Ovidio Santín, papá de uno de los jugadores juveniles, “El Tuto” Santín. Mientras se hacían los trabajos para nivelar el terreno, ya le pusieron el ojo a un predio vecino, que alquilaron con opción de compra. Fue allí donde vieron la misteriosa casona, con gusto a pampa húmeda y a siglo XIX, la cual terminarían comprando. Pero que por muy poco no demuelen. Fue el diario Hoy, gracias a uno de esos vecinos inquietos que van hasta el hueso de todo, que  ese casco que perteneció a las familias Serantes y Hernández pudo mantenerse en pie. Y donde hoy se luce un restaurante de primer nivel (¿será declarado de interés provincial?). Ese sitio emblemático donde hoy se juega rugby y hockey era una estancia. Y no cualquier estancia. “Les llevamos a los de la comisión directiva los escritos que investigamos, y hasta les costaba comprender de quién les estábamos hablando”, recuerda Jorge Borda, quien por entonces encabezaba un feliz centro de la tercera edad.

En donde hoy existe un hermoso y bello salón con restaurante, vivieron la mujer de Rafael Hernández, hermano a su vez del autor del libro gaucho “Martín Fierro”, don José Hernández. Incluso una hija de este último, Josefa, vivió en una casa en 23 y 511 bis.

Había una nebulosa en cuanto al lugar donde era local Albatros RC. Pensaban que esa zona era San Carlos, y se les llegaba a decir que eran los “quince jugadores” de de Ringuelet o Tolosa. Ninguno. La historia y su libro abierto por quienes quieren contarla, decían que ese rincón platense era Hernández, nombre que tomó en 1888 cuando construyó la Estación ferroviaria.

No fue fácil conseguir los datos. Para ello, se contactaron con descendientes de los fundadores de Villa Serantes, pueblo en el que Teodoro Serantes (esposo de Josefa Hernández) y Jorge Bell fueron los alma mater. Pero no lo sabían. Como no sabían que ese casco de estancia, el aljibe, los pilares, el arco de ingreso, y los cerámicos, se resistían a que fueran tirados...

Sentir pertenencia

Los chicos se pasaban la pelota ovalada y la corrían con pasión, pero muy pocos pertenecían al barrio. Salvo uno, Lisandro Borda (actualmente uno de los Profes de la primera división, que se casará en octubre tras 14 años de noviazgo), el resto provenía de otros sectores de la región donde el equipo tricolor venía alquilando. 

“Existían muy malos resultados y nos preguntamos dónde estaba la falla -evoca Jorge a la distancia-. Fue allí que compartieron la historia, de que allí habían vivido los Hernández, y el famoso “sentido de pertenencia” puso a los rugbiers más orgullosos de su lugar en el mundo.

Varias mudanzas y un destino de grandeza

Albatros se inició en 1972, por un grupo de jugadores reservistas de Universitario. Muchos amigos y parientes le daban vida al club cuyo escudo es un ave.

En el ’72/’73 fue local en el San Luis, en el ‘74/’75 pasó al Sagrado Corazón, en Arana; en el año ’77 usó el Estadio Provincial, hasta que en 1986 compró sus dos primeras hectáreas donde está hoy.