A las largas filas se les suman los inconvenientes para retirar dinero. Las demoras se deben a que no todas las máquinas funcionan.
En el Banco Provincia de Los Hornos, ubicado en 137 entre 60 y 61, es normal ver a diario una cuadra de cola para poder retirar dinero de los cajeros automáticos.
En la jornada de ayer, por ejemplo, alrededor de las nueve, ninguno de los cuatro cajeros tenía billetes. Una hora y media más tarde, cuando los mismos ya estaban en función, la fila de gente llegaba hasta la avenida 60.
El día martes, de los cuatro cajeros solo uno poseía efectivo, por lo que la espera rondaba la hora y media. Al andar solo uno, el tiempo en la fila se acrecienta. A eso se le suma la cantidad de pesos que permiten sacar.
En este caso, solo cuatro mil pesos como máximo por operación, por lo que cada individuo repetía el mecanismo en cinco oportunidades, lo que hacía aún más lento el proceso.
De los otros cajeros que se encuentran en la ciudad todo depende de la suerte de cada uno a la hora de acercarse, es por eso que la concentración de gente es mayor en donde funcionan los bancos, porque los que están en otros puntos de la ciudad es muy común llegar y que casi nunca tengan plata.
Además, a la falta de efectivo, hay que sumarle los inconvenientes que se pueden tener al introducir la tarjeta. Muchos eligen concurrir a los cajeros que están junto a los bancos porque en caso de tener un problema saben a dónde pedir ayuda. Es por eso que de 10 a 15 se registra mayor concentración y movimiento. Casi todos, ya sea por la buena o mala experiencia, prefieren utilizar esa franja horaria.
A diferencia de Los Hornos, en la zona de 6, en las intersecciones de 46 y 47, el paso fue un poco más fluido ya que la cantidad de máquinas es mayor. “Siempre hubo cola, pero ahora con la pandemia tendrían que mejorar un poco más las cosas”, le dijo a diario Hoy un hombre mayor que estaba por ingresar. En la esquina de 47, solo funcionaban dos y otro tenía dañado el hueco donde se coloca la tarjeta.
En la tarde de ayer el “fuera de servicio” estaba en la pantalla de las máquinas en una entidad de 7 y 42, como así también en otra firma que se encuentra enfrente, donde las puertas ya estaban cerradas.
Ya es moneda corriente que los que estén operando con el correr de las horas dejen de hacerlo. La gente ya está acostumbrada a que nada funcione al cien por ciento como tendría que suceder, se volvió normal esperar y se convirtió en algo cotidiano llegar y tenerse que volverse a casa sin la posibilidad de cobrar.
Lamentablemente, es algo que sucede todos los días y nadie parece querer cambiarlo. O al menos, si han intentado, no han podido lograrlo.