25 de agosto - Día Mundial del peluquero

Conversaciones con el peluquero

Además de cortar el pelo, son confidentes de sus clientes. Hoy se los reconoce a nivel mundial 

En el siglo XIII, mientras en Francia reinaba la dinastía de los Luises, un peluquero (pro­fesión que en esa época correspondía solo a plebeyos que se dedicaban a retocar pelucas) realizó un trabajo tan perfecto que, un día como hoy, fue nombrado “Caballero”. El acontecimiento quedó grabado en la historia y se eligió esta fecha para celebrar el día internacional de estos profesionales de las tijeras. 

Ahora, 800 años después, hay peluquerías de todo tipo: de barrio, glamorosas, unisex, de hombres o de mujeres. Lo cierto es que, aunque haya muchos estilos, algo se repite en todas: el víncu-lo entre el que corta y el que ofrece su cabeza suele perdurar en el tiempo y, en muchas ocasiones, termina en una  gran amistad. 

Bruno Moguetta, 77 años y estilista desde el 1958, llegó de Italia a los 18 con el oficio aprendido. Apenas arribó al país abrió su local en Tolosa y ahora, en el centro, atiende a hombres de 50 años que se cortan con él desde que eran niños. “Toda una vida abocado a esto. Conocí mucha gente gracias a mi trabajo” dice mientras le pasa la máquina a un cliente. Este experimentado sabe que en algún momento va a jubilarse, pero todavía no puede precisar cuándo. Mientras tanto, como un legado, le está enseñando el oficio a su yerno.

En las peluquerías de damas, las clientas pueden llegar a contar su vida entera: una mujer que se hace un planchado definitivo, una tintura o un shock de queratina puede pasar hasta cuatro horas dentro del local: “Le corto a muchas personas con las que hice amistad. A algunas las atiendo desde que empecé y ahora tienen 90 años” cuenta Graciela Molina, que se desempeña en este oficio desde el año 1982 y agrega que “hacemos terapia mutua. Ellas me cuentan sus cosas y yo les cuento las mías” 

Walter Sánchez, reconocido en la región por sus labores de estilista desde hace 24 años, explicó que su trabajo “empezó como una inquietud” que fue creciendo. Primero, abrió una peluquería masculina, y luego, se convirtió en uno de los preferidos de las mujeres. Así se convirtió en campeón nacional y provincial en peinados de novias. “Hoy, en líneas generales, hago asesoramientos. La gente viene buscando eso. O traduzco sus ideas. La clave es encontrar lo que a uno le queda bien, no solo lo que se usa. Hay que tener en cuenta factores como el corte de cara, el color de piel. Uno adap­­ta un modelo a la persona”, dijo.

Graciela Molina y Antonio Oscar Salvato, además de ser colegas, son marido y mujer. Ellos, que comparten la vida y el trabajo desde hace más de 35 años, se conocieron en una academia en la que él era profesor y ella aprendiz. “Él suele cortarme el pelo pero, una vez que finaliza su trabajo, yo tengo la costumbre de retocarme. Me aburro fácilmente de mis cortes y cambio permanentemente” dice esta mujer que tiene su local en el frente de su casa. 

Esos raros peinados nuevos

En una buena jornada de trabajo, los peluqueros pueden llegar a atender hasta 30 personas. Como es sabido, los lunes suele ser su día de descanso: “Aprovechamos para ir al médico y para hacer trámites” dijo a Hoy, Israel Robino, dueño de una peluquería moderna. 

Hasta el año pasado, el espacio de Robino era unisex. Durante el mundial 2014, al notar el furor que causó el “Pocho” Lavezzi con su barba y su estética, decidió modificar su lugar para convertirlo en una barbería cool. 

“Si tu novia te dice que va a la peluquería, tenés que tener cuidado”, advierte entre risas el estilista y agrega: “El cliente te cuenta todo, a mí me gusta escuchar las cosas lindas. No podría ser psicólogo de los clientes. Apenas puedo con mi vida, imaginate que menos voy a poder con la de este” dice Israel señalando al hombre al que le está cortando el pelo.  

Las personas pueden cambiar de auto, de casa o de pareja. Lo que seguramente no cambien, si encuentran al indicado, es a su peluquero amigo.

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