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ClimaUna lista de los hombres célebres e ingeniosos que pasaron a la inmortalidad dejando su apellido en invenciones que luego alcanzarían gran popularidad.
25/04/2023 - 00:00hs
Decía el poeta francés Paul Valery que la historia es la ciencia de lo que nunca sucede dos veces. En el curioso devenir histórico, muchos personajes célebres cedieron su apellido a objetos y servicios de uso común, pero rara vez llegaron a saberlo. Cicerón, el último defensor de la República Romana, no llegó a tener la menor idea de que quince siglos después se inventaría la imprenta. No obstante, en Roma, hacia 1467, los impresores Sweiheim y Pannartz realizaron una primera edición de las Epístolas ad familiares, con textos de Cicerón recuperados de antiguos manuscritos.
Los tipos de letra utilizados en aquella etapa inicial representaron una creación alucinante. De allí derivó el nombre cícero para una medida tipográfica internacional. Esa medida (utilizada para la justificación de líneas) fue después ajustada por Pierre S. Fournier y por Francois Didot hasta llegar a los valores actuales, donde un cícero equivale aproximadamente a poco menos de medio centímetro y es la unidad con la cual suelen entender linotipistas y tipógrafos, muchos de los cuales se niegan a hablar de centímetros y de milímetros.
Jean Nicot, quien fue embajador francés a finales del siglo XVI, recibió durante una visita a Portugal el obsequio de una planta de tabaco importada poco antes de América. Hacia 1550 los resultados habían sido muy aprobados en Francia, donde surgió la denominación nicotina para el alcaloide contenido en el tabaco. Una vez asentada en el cerebro, la nicotina aumenta la liberación de sustancias químicas llamadas neurotransmisores que ayudan a regular el estado de ánimo y el comportamiento. Curiosamente, la publicidad de muchos cigarrillos invocó durante siglos su “bajo contenido de nicotina”.
Nicolás Chauvin, veterano del ejército revolucionario francés, manifestaba una devoción absoluta por su emperador Napoleón Bonaparte, a pesar de las humillaciones y la paga miserable que recibía. Se dice que resultó herido diecisiete veces en servicio a su nación, de lo cual le quedaron desfiguraciones y mutilaciones gravísimas. Sus discursos proselitistas no quedaron publicados, pero poco después el chauvinismo pasó a ser la adhesión ciega a una causa, especialmente la nacionalista o militar.
Antoine Joseph Sax, un joven belga cuyo padre era propietario de una empresa de instrumentos musicales, llegó a combinar la flauta, el clarinete, la trompeta y otros instrumentos de viento en la creación del saxófono, un curioso artefacto que más tarde se subdividiría en subespecies de distintos timbres: saxo soprano, alto, tenor, barítono, bajo. Para hacerlo, echaría mano de sus conocimientos de fabricante y músico y se dedicó a desarrollar un instrumento que tuviese la fuerza de uno de tipo viento-metal, pero con la movilidad aportada por uno de viento-madera. El inventor no llegó a saber que el saxófono sería utilizado primordialmente en el jazz y el soul, creando una fama posterior a Coleman Hawkings y Charlie Parker.
John Montagu, prominente comandante naval y primer conde de Sandwich, fue un noble inglés tan afecto a las mesas de juego que no se levantaba de allí para cenar. Ordenaba, en cambio, un bocadillo hecho con pan y carne fría, creando así el sándwich, episodio que fue fechado con precisión en 1792. El puerto denominado Sandwich, sobre el Canal de la Mancha, había sido instalado cuatro siglos antes, y es probable que de allí derivara el título nobiliario de Montagu. En el siglo XIX, se creó el hombre-sandwich; haciendo desfilar por las calles a un hombre encerrado entre dos tablillas en pecho y espalda, con fines ostentosamente publicitarios.
El doctor Joseph Guillotin, representante popular en las Asambleas de la Revolución Francesa, propuso en 1789 un método de ejecución más rápido y práctico que los utilizados hasta entonces, sujetando horizontalmente al reo sobre el cadalso y haciendo descender una enorme cuchilla que le seccionara la cabeza. La llamada guillotina entró en servicio tres años después y fue calificada la “máquina innoble”, porque se encargó de ajusticiar a gran parte de la nobleza en Francia.