Preocupa la aparición de alacranes en Los Hornos
Los vecinos están pidiendo que se pueda cortar un poco más el pasto para evitar que se propaguen en esos lugares, ya que no se sabe si son venenosos o no.
Los resultados de una serie de experimentos llevados a cabo durante los últimos tres años, han sido publicados recientemente en la revista Journal of Experimental Biology.
02/12/2023 - 00:00hs
En un revelador hallazgo, los científicos confirman que el delfín mular o nariz de botella (Tursiops truncatus), una especie encontrada en acuarios, posee un séptimo sentido: la capacidad de detectar campos eléctricos. Los resultados de una serie de experimentos llevados a cabo durante los últimos tres años, utilizando las hembras de delfín Donna y Dolly del acuario de Núremberg (Alemania), han sido publicados recientemente en la revista Journal of Experimental Biology.
Tradicionalmente, se reconocían seis sentidos en los delfines: el gusto, el olfato, el oído, la vista, el tacto y la ecolocalización. Sin embargo, este nuevo descubrimiento demuestra que estos mamíferos marinos inteligentes también pueden percibir campos eléctricos en su entorno. Este séptimo sentido les permite localizar presas ocultas en el fondo del mar, un comportamiento que comparten con el delfín costero, descubierto en 2011, que también utiliza la electrorrecepción para cazar.
La electrorrecepción en los delfines mulares podría ser fundamental para su estrategia de alimentación bentónica, que implica buscar y cazar peces que habitan en el fondo del océano. Los investigadores sugieren que esta habilidad no solo les ayuda a localizar presas esquivas, sino que también podría desempeñar un papel en la orientación, utilizando el campo magnético de la Tierra.
Tim Hüttners, estudiante de Guido Dehnhardt en la Universidad de Rostock y parte del equipo de investigación, explicó que todos los organismos vivos generan campos eléctricos en el agua debido a la actividad neuronal o al movimiento muscular. Los peces, en particular, emiten estos campos cuando las membranas mucosas de su boca y branquias entran en contacto directo con el océano.
Los experimentos con Donna y Dolly consistieron en un sistema en el que las delfinas debían tocar una bola cuando detectaban un campo eléctrico, siendo recompensadas con un arenque si acertaban. Los resultados demostraron que ambas delfinas tenían una gran sensibilidad a los campos eléctricos, siendo capaces de detectar tanto corriente alterna como continua. La sensibilidad variaba según la intensidad del campo, pero en general, ambas delfinas mostraron una tasa de aciertos superior al 80%.