Si bien hubo desabastecimiento de algunos productos por el cierre temporario de fábricas, el rubro fue uno
de los que más creció desde el inicio del ASPO.
Ya sea para conseguir tornillos, una ménsula o el renombrado “cosito”, siempre es importante tener una ferretería cerca del hogar. Hoy, nueve meses después del inicio del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, se puede decir que fue uno de los rubros ganadores de la cuarentena.
De acuerdo a la Cámara de Ferreterías y Afines de la República Argentina (Cafara), las ventas tuvieron un boom en la primera mitad del ASPO. “Se ha vendido en promedio entre un 15 y un 20% más que en marzo”, aseguró Sergio Anguilli, presidente de la asociación.
Si bien hubo desabastecimiento de algunos productos por el cierre temporario de fábricas, el confinamiento llevó a la población a centrarse en algunos asuntos pendientes del hogar; y la actividad ferretera pasó a ser un factor determinante a la hora de transitar el encierro.
Lo cierto es que los más de 8.000 locales que se distribuyen por todo el país fueron considerados, desde el inicio de la cuarentena, un negocio esencial; por lo que siempre mantuvieron sus puertas abiertas. “Vemos que los ingresos de la gente, que quizás antes eran destinados a otros rubros, hoy se vuelcan hacia el hogar y en cómo mejorar el mismo. Hay gente que resolvió problemas de su casa que arrastraban años”, expresó Anguilli.
En diálogo con diario Hoy, Pablo Perique, vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Ferreterías y Bazares de La Plata, Berisso y Ensenada (Feyba), señaló: “Nosotros fuimos la segunda palabra del Presidente, dijo farmacias y después ferreterías. La medida nos tomó por sorpresa. Ese día, cuando cerramos, pensamos que no íbamos a volver al día siguiente. Fue tranquilizador, pensando en la fuente de trabajo. Y también fue una experiencia ver qué pasaba, y lo que pasó fue que el rubro explotó”.
Si bien la reducción horaria y los problemas de reposición de stock generaron un retraso en el desarrollo de las ventas, desde hace 9 meses, las 450 ferreterías de La Plata son testigos de una nueva “normalidad” que los tiene como protagonistas. Ya sea para conseguir pintura, objetos de bazar o artículos de electricidad, las filas de clientes en las veredas ya son parte del paisaje platense.
En este sentido, Perique destacó: “En principio pensé que el cierre iba a ser total; pero, analizándolo, la ferretería es un rubro que nace del ramo general, donde hay de todo un poco, y podía ayudar a solucionar muchos problemas que podían presentarse”.
Por si fuera poco, la mayoría de los negocios implementó nuevos canales de venta online, a través de redes sociales y WhatsApp, para poder llegar a aquellos personas que no podían acercarse al local por ser considerados factor de riesgo.
“En nuestro sector no hubo pedidos de ATP, tuvimos la suerte de funcionar desde un inicio con muy buen nivel de ventas. El protocolo que pusimos en marcha desde un inicio ayudó a que pudiéramos seguir trabajando”, explicaron desde Cafara.