cultura

La bailarina que estrenó el Bolero de Ravel

Ida Rubistein fue una bailarina rusa que pese a no tener una formación clásica fue una de las mayores estrellas de ballet del siglo XX.

En una remota ciudad del Imperio ruso – devenida en territorio ucraniano- nació, el 5 de octubre de 1890, Ida Rubinstein. Hija de Lev Ruvimovich y de Ernestina Isaakovna Rubinshtein; su abuelo materno se había enriquecido con el comercio de azúcar a mediados del siglo XIX en San Petersburgo, donde la familia era una de las más ricas de la ciudad de los zares y eran mecenas de todas las artes. Cuando ella tenía sólo ocho años, sus padres mueren (no existe ninguna precisión histórica al respecto), ella no sólo heredó una gran fortuna, sino que se vio obligada a mudarse con su tía, Madame Horowicz (una socialité de la época), en San Petesburgo, a cuya sombra fue educada como correspondía a su clase: cuatro idiomas con fluidez -además del ruso, alemán, inglés, francés e italiano- y por supuesto, clases de música y literatura y hasta un preceptor privado para ser instruida en la antigüedad de Grecia.

Desde entonces, aunque nunca estuvo dotada para ello, se obsesionó con estudiar danza. En cuanto pudo, puso sus famosas piernas en polvorosa y se fue a París, el epicentro artístico donde ocurría todo en aquel momento. Para empezar, fue actriz en comedias indecentes, lo que llenó de auténtico espanto a su burguesa familia: una “señorita” podía ser vista acudiendo a un estreno teatral acompañada de un caballero, pero una “señorita” sobre un escenario acompañada de unos bailarines era poco más que una prostituta. De hecho, un familiar suyo propuso declararla judicialmente incapaz de discernimiento, para poder mandarla de regreso a Rusia.

A su regreso, se casó con un primo, el hijo de Madame Horowitz, que estaba loco de amor por ella y le permitiría actuar, viajar y vivir como ella quisiera. Lo cierto es que – tardíamente - consiguió formarse como bailarina y debutar en 1909 en París con la obra Salomé de Oscar Wilde, el dramaturgo irlandés, en ese entonces, ya había sido el protagonista del gran escándalo de su vida y era un ser cuyo sólo nombre estremecía las mentes altoburguesas más conservadoras. En la escena en que tenía que bailar la Danza de los Siete Velos, Ida Rubinstein se desnudó completamente en el escenario.

El empresario ruso Sergei Diaghilev se la llevó consigo a los míticos Ballets Russes, que en ese momento eran un verdadero éxito internacional. Ida bailó interpretando a Cléopatra en la temporada de París de 1909, y Zobéide en Scheherazade en 1910. Ambos ballets fueron coreografiados por Fokine y la escenografía fue diseñada por el pintor sanpeterburgués y judío Léon Bakst, profesor de Marc Chagall. Su compañero en Scheherazade fue el gran Vaslav Nijinsky. El escritor francés Marcel Proust, que asistió al estreno de Scheherazade, escribió a su amante, el también judío Reynaldo Hahn, que las piernas de Ida Rubinstein, que le recordaban a las de Maurice de Rothschild y a las de Leònie de Clomesnil, eran sublimes. Asimismo, pintores como Vladimir Serov llegaron a pintarla desnuda por esas piernas, para diversas publicidades.

Después de dejar los Ballets Russes, Rubinstein formó su propia compañía de danza -era inmensamente rica y podía permitírselo- y encargó varias producciones suntuosas. En 1911, actuó en Le Martyre de Saint Sebastien, con Fokine dirigiendo la coreografía, Bakst la escenografía, Gabriele d’Annunzio, el texto y la música, de Debussy. El arzobispo de París prohibió la asistencia de los católicos porque no podía ser bueno una mujer que bailaba para hablar de santos y que encima fuera judía.

Durante la invasión nazi de París ella huyó a Marruecos, desde donde logró llegar a Londres; allí, su enamorado antisemita lord Moyne, Walter Guinness, la acomodó en una suite del Ritz. Antes le había puesto una lujosa mansión en plena plaza de los Estados Unidos de París. Ella fue la bailarina elegida por Maurice Ravel para el estreno de su Bolero en la Opera Garnier el 22 de noviembre de 1928. Ida Rubinstein murió en 1979 en la localidad de Vence, en los Alpes Marítimos, Francia.

Noticias Relacionadas