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El sello editorial de la Universidad Nacional de La Plata acaba de publicar Mis citas con Lao.
27/11/2020 - 00:00hs
Todos los caminos conducen a Lao. No es una ciudad oriental, sino una mujer: Fernanda García Lao. Ella es escritora y pareja de Guillermo Saccomanno. Este libro es una declaración de amor de 95 páginas. Un diario en el que no importan las fechas ni abundar en contingencias cotidianas. Lo que está en juego es otra cosa: si puede vencerse el tiempo y la distancia.
Es un retrato “íntimo, conspicuo, clandestino, que viene construyendo con citas, formas de encontrarla en una esquina en la que se cruzan literatura y vida”. Una casa de citas en la que se busca siempre a la misma mujer. Un lugar donde encontrarse y compartir lecturas –valiéndose del doble sentido de la palabra “citas”. Una manera de vencer el terror del olvido.
Escribir este libro fue para Saccomanno una manera de reordenar su biblioteca orientándola hacia ese punto cardinal de tres letras. Todos los libros parecen aludir a ella: Thomas Mann y su Montaña mágica, Hans Castorp y su mal cuyo diagnóstico se llama mujer; Proust y su camino en busca de Combray, las leyendas budistas, Emily Dickinson y sus versos secretos. Libros que fueron un territorio compartido y en los que sin ella se siente un desterrado. El mail es el camino que Saccomanno recorre haciendo autostop a los distintos autores que sabe lo llevarán hacia ella.
Sus recurrentes insomnios son ocupados por la memoria de esa mujer lejana: “Una conjura de la tristeza y la alegría del poseído”. Sus insomnios son islas de angustia, pero también puentes, caminos de regreso que vencen la aflicción de la distancia y los cuatrocientos kilómetros que los separan –ella en Buenos Aires, él en Villa Gesell-. El insomnio es largo y propio como una playa desierta, vacía de veraneantes, donde pueden encontrarse con solo cerrar los ojos, apretar los párpados, y esperar la ola que lo lleve hasta ella.
La ausencia obliga a reconstruir a esa mujer amada, rehacerla desde el primer hueso hasta el último perfume, pero cada vez que intenta describirla, sus rasgos se le vuelven inaprensibles. Puede “afinando los trazos, conseguir un boceto verosímil. Pero no es ella. Un aire de ella, pero no su esencia”.
Es una escritura hecha de temblores, de desesperación, de deseo, una construcción entre poema y carta. Tiene la gracia de la melancolía y la valentía de quien se atreve a enfrentar todos sus temores. Un libro escrito para saber, al mismo tiempo, quién es ella y quién es él. Un monólogo confidencial que necesita ser compartido para salir del vértigo de la intimidad y participar al lector de esas preguntas nacidas de la soledad de quien no acepta la soledad como destino.
Mis citas con Lao sale casi simultáneamente con otros dos libros de Guillermo Saccomanno: Los días Trakl -un diario de lectura sobre el escritor austríaco-, y la novela Soy la peste -que confirma la impronta arltiana que Saccomanno lleva en su ADN de escritor. El cambio de cronogramas de publicación de libros, forzado por la pandemia, hizo que coincidiera la salida de los tres libros.