Norberto Aníbal Napolitano fue el pionero del heavy metal, una figura polémica y legendaria, considerado uno de los mayores guitarristas del rock argentino.
Lo llamaban “Pappo” de chiquito. “Es una costumbre napolitana. Pappo quiere decir papá, a los pibitos se les dice así”, decía. Empezó a tocar la guitarra a los 8 años, hacía folklore. “Era la música que entonces tenía en el mate. Vivíamos en Buenos Aries. Me compraron una viola, empecé a estudiar, lo hice tres meses y me cansé”, contó. No tomaba clases, pero se la pasaba todo el día tocando. A los 12 años tuvo su primera guitarra eléctrica. No la compró. “Lo que me impulsó a tocar fue la viola de un vecino. Fue la primera eléctrica que tuve en mis manos. Se la robé y le prometí que se la iba a pagar y después me mudé a otro barrio, y nunca más me vio”, había declarado Pappo. Empezó a tocar con un grupo, Los Buitres. “Hacíamos temas de Los Beatles, Rolling Stones y Dave Clark Five. Después estuve en otro conjunto, Los Dragones. El grupo siguiente se llamaba Los Fabricantes de Viudas. Tocábamos en los bailes de La Escala Musical”, recordaba.
Su performance escolar fue más bien lamentable. “Hice tres veces el primer año comercial, me pusieron allí. No había caso, en vez de estudiar tocaba la guitarra. Entonces se acabó el secundario y todo fue para la música”, contó. No le gustaba leer. Regalarle un libro no era una buena idea. “Mirá, leer sé. Pero no leo libros, no hay ninguno para leer. Todo es literatura”, comentaba el músico.
Miguel Abuelo, en 1967, inspirado en una frase de Leopoldo Marechal, creó Los Abuelos de la Nada. Claudio Gabis fue el guitarrista al que convocó. Con él grabó el simple Diana divaga, pero al poco tiempo Gabis se fue al que sería el trío Manal. Fue entonces que Miguel Abuelo recurrió a Pappo. Al poco tiempo de disolverse el grupo, se incorporó a a Carlos Bisso y su Conexión Nº 5, un grupo que hacía covers de temas de rock internacional, que alcanzó un gran éxito en sus shows y presentaciones televisivas. Allí, el indómito rockero tuvo que vestir uniforme: traje de pana negro, camisa blanca con yabó y puños de encaje. Fue una experiencia que duró pocos meses. Se incorporó a un grupo que, sin saberlo, estaba amasando una leyenda: Los Gatos. Litto Nebbia lo recordó así: “Kay Galifi se había casado en Brasil y no quería volver. Así que cuando hablé con Ciro, le dije que ya tenía un flaco que tocaba bien. Solo había que comprarle una viola, porque la que tenía era mala”.
Una personalidad creadora
Fue con Pappo's Blues cuando al fin emergió plenamente su personalidad creadora. El trío nació a instancias del editor de libros y discos Jorge Álvarez. Para esta experiencia Pappo se junto con David Lebón y Black Amaya. El primer disco, editado en 1971, contenía temas que se volverían clásicos: El Hombre Suburbano, El Viejo y Algo ha cambiado. Billy Bond, el fundador de La Pesada de Rock and Roll, caracterizaba así al Pappo de entonces: “La música de Pappo es de base, más abierta, pura. Casi todos tenemos que pasar todavía por la etapa que él ya pasó. Supera la técnica, Pappo está dando cosas de él mismo. Cuando toca, pasó la barrera, nada de chiches, pureza”.
Al poco tiempo se vendría el segundo disco, alternando con grabaciones para La Pesada, en la que Pappo además de la guitarra tocaba el piano. Sus amigos de entonces eran los músicos: Billy, la gente de La Pesada, La Cofradía de la Flor Solar, a quienes solía venir a ver asiduamente a La Plata, y todos los parias del rock nacional. Pappo, en una de sus frecuentes humoradas, se refería a todo ese conglomerado de vida como La Banda de Pinturex. Se creía una suerte de héroe de historieta. “Todo es fraternidad y guitarra. Total y humanamente”, decía. Por esos días cantaba: “¿Adónde está la libertad? No dejo nunca de pensar. Quizás la tengan en algún lugar, que tendremos que alcanzar”.
Luego viajaría a Inglaterra, donde estuvo ocho meses girando con su música y haciendo amistades como John Bonham, (el baterista de Led Zeppeling) y Lemmy Kilmister (el fundador y vocalista de Motorhead). Regresaría al país, para participar de Spinettalandia y sus amigos, una experiencia musical que Luis Alberto Spinetta abrió luego de la separación de Almendra. Así se clausuraba la prehistoria musical del mayor emblema del sonido del metal en nuestro país.