El robot tendrá la misión de buscar indicios de la presencia de agua, una misión de la agencia espacial norteamericana que genera muchas expectativas.
La NASA ya ultima los detalles y desarrolla pruebas cada vez más complejas sobre su rover robótico Viper, que será enviado a la Luna con el objetivo clave de hallar rastros de la presencia de agua en el satélite natural de la Tierra.
Según se informó, las pruebas son para validar el buen funcionamiento del robot, ya que la misión puso muchas expectativas en el mundo científico. Se espera que marque el inicio de una etapa de mucha mayor presencia de la agencia espacial estadounidense en la Luna.
La más reciente tanda de pruebas a la que se expuso al Viper se asemeja a una carrera de obstáculos, con grandes baches comparables a cráteres lunares, grandes piedras por encima de los cuales debe pasar, y arenales peligrosos como uno que hay en Marte en el que quedó atrapado para siempre el robot Spirit.
“Estas pruebas son las más realistas realizadas hasta la fecha sobre la capacidad del Viper para circular por los terrenos más difíciles durante su misión en el Polo Sur de la Luna”, informó la agencia espacial.
¿En qué consisten las pruebas de ingeniería?
Los ingenieros espaciales probaron en los últimos desafíos la movilidad del Viper en relación a los detalles del área, especialmente la función conocida como MGRU3 (Moon Gravitation Representative Unit 3) en el Laboratorio de Operaciones Lunares Simuladas, ubicado en el Centro de Investigación Glenn de la NASA, en la ciudad estadounidense de Cleveland.
La MGRU3 cuenta con controladores de motor especialmente diseñados para el Viper, que son una pieza esencial del sistema de movilidad del rover que controla los motores que envían la energía a las cuatro ruedas del robot.
Según explicaron en una publicación científica internacional, a diferencia de la mayoría de los motores que utilizan un acelerador y un freno, los controladores de motor del Viper hacen que las ruedas del rover giren con la fuerza y el ritmo que deseen los responsables del robot, con una precisión extrema para permitir un mejor rendimiento.
“Estas pruebas nos permitieron verificar el rendimiento del sistema de movilidad del rover y saber que funcionará bien en la Luna”, detalló Arno Rogg, ingeniero de sistemas del rover en el Centro de Investigación Ames de la NASA en el Silicon Valley de California.
Con estos exámenes, el equipo técnico quería ver si el Viper es capaz de avanzar en un terreno de escasa firmeza, en el que se hunda notablemente, o cuánta energía adicional utilizará el robot dependiendo del tipo de obstáculos u otras dificultades con las que se encuentre en un terreno.
Por eso, con el uso de la última versión del software del vehículo, los ingenieros también probaron la capacidad del prototipo para mover sus ruedas de una forma especial y coordinada, que ayuda al vehículo a desatascarse cuando está atrapado en la arena. El prototipo del rover también demostró su capacidad de decidir por su cuenta que debe detenerse cuando se acerca a una pendiente demasiado pronunciada o ante otras situaciones peligrosas.