Javier Barragán, alias Noha, tiene 24 años, vive en La Loma, se recibió a los 21 de politólogo con 9 de promedio (hoy es profesor universitario) y es fan de Dragon Ball Z, a tal punto que ploteó su auto descapotable con imágenes de la serie. El jueves se estrenó la película del animé, que logró más de 200.000 views en distintas redes, como Facebook y YouTube, convirtiéndose hoy en tendencia.
Mientras estudiaba la carrera de Ciencias Políticas, un joven talentoso de La Loma decidió tener un hobby, un sueño: llevar lo más lejos posible y mostrarle a todo el mundo su fanatismo por la serie Dragon Ball Z.
Se trata de Javier Barragán, quien egresó del colegio San Cayetano y, con apenas 21 años, se recibió de la Universidad. Como premio a su estupenda carrera, sus padres le regalaron un moderno auto descapotable, que ya de por sí no pasa desapercibido. Javier, sin embargo, fue más allá y lo ploteó con las imágenes de personajes de la serie.
El jueves se estrenó la película de Dragon Ball, y el vecino platense y su vehículo ganaron tanto protagonismo como la misma película.
En contacto con diario Hoy, el politólogo de 24 años explicó los motivos que lo llevaron a tomar la decisión y describió las sensaciones que vivió en las últimas horas al salir a la calle con su auto.
—Para la gente que no sabe qué es Dragon Ball, ¿podés contar de qué se trata?
—La historia es larga, porque son dos sagas y ahora se estrenó la película. Lleva más de 30 años haciendo vibrar los corazones. Es más que una saga, porque llevar tantos años de vigencia y con tanta llegada... Voy con el auto y es todo sonrisa; no por el auto en sí, sino por la gente que es fanática de este dibujo. Gokú, el personaje principal, es un chico que se enfrenta a situaciones que siempre son más grandes que él, que a cualquiera tumbarían; y sin embargo él nos enseña a enfrentar nuestros miedos, a dar lo que uno tiene para superarlos. La serie en ese sentido marca una constante analogía entre lo que es el mundo real y el mundo fantástico. Trata de mantener la inocencia a pesar de que lo que nos rodea puede ser adverso.
—¿A qué edad empezaste a mirar estos dibujos?
—Lo veía antes de ir al cole, porque justo coincidía que lo pasaban en el canal a la hora cuando estaba almorzando, por ir al cole. Fui al Colegio San Cayetano. Tenía más o menos 6 o 7 años.
—¿Cómo surge esto de plotear tu auto?
—Mi auto es gris originalmente, y a mí siempre en general me gustan los colores, lo llamativo. Y ahí se asocia a la idea que siempre tenía de cambiarle ese color gris originario por algo más efusivo, ¡qué mejor que Dragon Ball! Ni bien me recibí me regalaron el auto mis viejos, y a partir de ahí tenía el sueño de plotearlo.
—La gente cuando te ve pasar, ¿te dice algo?, ¿le llama la atención?
—El impacto que tiene, aun como fanático, no lo esperaba. Porque es demasiado, vas andando y la gente te saluda o sonríe, es todo alegría. Y después me han llegado a preguntar cosas locas, los nenes son los que más se vuelven locos. Me han llegado a preguntar si era Akira Toriyama, el creador de la serie. “Si fuera él tendría los ojos un poco más achinados”, les digo, porque es japonés.
—¿Estás en contacto con otros fanáticos en Argentina u otro país?
— Existe un fandom, que son fanáticos a nivel Argentina. No estoy en contacto pleno, porque como estoy más con lo de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, digamos más con mi profesión, por ahí no le dedico tanto tiempo a lo que es el club de fan. Pero lo cierto es que conozco gente que también tiene un fanatismo importante: hay un Gokú argentino por ejemplo, hay un club en el que se disfrazan. Algún contacto he tenido, pero la realidad es que no de manera frecuente.
—En cuanto a tu profesión, ¿encontrás algún punto en común?
—Sí, podría decir que el esfuerzo, porque la serie es un premio al esfuerzo, en el sentido de que Gokú no es un chico que nació en cuna de oro teniendo todo a su alcance, sino que él va siempre luchando en la vida y aprendiendo de los demás. Y en esto marco un punto de contacto con la profesión, porque él llega a ser en la serie el mejor del mundo, inclusive del universo. Y sin embargo está en un constante aprendizaje, no es una persona que dice: “Llegué a ser bueno y ya está”.