La UNLP estudia la producción de biomasa como fuente de energía sustentable
En Argentina no hay actualmente plantaciones comerciales dedicadas exclusivamente a la fabricación de este combustible.
universidadesEn Argentina no hay actualmente plantaciones comerciales dedicadas exclusivamente a la fabricación de este combustible.
04/01/2024 - 00:02hs
Un grupo del Instituto de Fisiología Vegetal, que depende de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP y del Conicet, trabaja sobre la obtención de biomasa para energía a partir de dos especies muy conocidas en nuestra región: el álamo y el sauce.
En nuestro país, el uso de biomasa para obtener energía renovable es escaso y depende mayormente de combustibles fósiles.
La ecóloga Virginia Luquez junto al equipo técnico formado por Mauro Bartolozzi y Santiago Martínez vienen trabajando hace varios años en el aprovechamiento de la biomasa como fuente de energía renovable.
Se trata de materia orgánica como la madera, los residuos agrícolas y de la producción alimentaria y algunos cultivos específicos, que se puede utilizar como combustible para obtener energía con fines industriales, comerciales o residenciales.
El trabajo del equipo consiste en analizar y describir las principales características del uso de árboles de la familia de las Salicáceas (álamos y sauces) en plantaciones destinadas a la producción de energía.
“No son las únicas especies para producir biomasa, pero sí unas de las que más se usan en climas templados y templado-fríos. Son de crecimiento rápido, se pueden propagar fácilmente por estacas, y la cosecha puede hacerse mecánicamente”, explicó Luquez.
Estas dos características las vuelven ventajosas para cultivos de rotación corta, pues pueden alcanzar una altura y diámetro importantes en un período relativamente corto de entre 2 y 10 años. A su vez, “se pueden utilizar en plantaciones o en sistemas silvopastoriles, combinando la forestación y la ganadería”, completó la investigadora.
Vale destacar que en Argentina hay 15 millones de hectáreas no aptas para agricultura, pero sí para cultivos energéticos que podrían complementar la biomasa producida a partir de restos para mantener el funcionamiento de las plantas energéticas.