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COVID19Diario Hoy dialogó con el profesor Guillermo Clarke, quien señaló que, a pesar del paso del tiempo, los poderes imperialistas mantienen el deseo de intromisión en América Latina.
09/07/2021 - 00:00hs
Argentina celebra hoy sus 205 años de independencia luego de que el 9 de julio de 1816 los patriotas decidieran romper las cadenas con España. A pesar del paso de los años, la soberanía es un proceso de construcción permanente, no solo en el país, sino en el resto de América Latina, acechada por los poderes de intromisión de las grandes potencias del mundo.
“Lo que obtuvimos en 1816 fue muy importante porque fue una muestra hacia el mundo de que nuestro país no va a estar nunca más bajo la dominación de ninguna potencia extranjera, pero no podríamos decir que fue una independencia plena. Esta es una construcción que ha costado mucho, a lo largo de estos dos siglos no ha variado demasiado el interés de los imperialismos por mantener a América Latina en estado de fragmentación”, dijo a diario Hoy el profesor de Historia y director del Archivo Provincial de la Memoria, Guillermo Clarke.
En ese sentido, el especialista recordó que luego de aquel día histórico, a la Argentina le llevó casi todo el resto del siglo poder organizarse como nación mientras que desde los imperialismos, en especial el británico, se apostó a la fragmentación de Latinoamérica y de la influencia de empresas claves, como las de servicios de transporte.
“Hace unos días la vicepresidenta dijo respecto a la situación de la Argentina con el FMI, que vamos a ser independientes en la medida que nuestras políticas no estén sujetas a condicionantes externos, eso es la soberanía y la independencia”, marcó Clarke.
De cara a seguir reforzando el trabajo de memoria y defensa de la soberanía, marcó que ese proceso tiene que ser “no solo desde lo nacional, sino también desde lo popular, con una idea de redistribución y que esa soberanía redunde en un bie-nestar de las mayorías”.
“Si no hubiera que pagar tal cantidad de millones de dólares al FMI, todos podríamos vivir mucho mejor, pero eso se tiene que plasmar realmente porque hay sectores que hace mucho que vienen pasándola mal. El goce de la independencia podría redundar en mejor calidad de vida para todos y todas pero es difícil de ser, disfrutando en América Latina, porque inmediatamente hay bloqueos, sanciones o golpes de Estado, que generan que tampoco se permita disfrutar de esa independencia. Para América Latina la independencia es un anhelo, un deber y una lucha cotidiana”, concluyó.