Las fotógrafas que desafiaron al nazismo

Claude Cahun fue una referente fundamental en la historia de la fotografía.

Interés General

09/12/2024 - 00:00hs

El escritor francés François Leperlier hacia 1980, encontró unas fotografías firmadas por Claude Cahun mientras investigaba para un libro sobre el surrealismo. Inicialmente creyó que Claude Cahun era un hombre, hasta que se dio cuenta de que era mujer, mostró su trabajo convirtiéndola en un referente fundamental en la historia de la fotografía, y comenzó indagarse en su identidad.

Claude Cahun era, a pesar de su nombre masculino, una mujer, o más bien dos mujeres: Lucia Schwob y Suzanne Malherbe, que era su hermanastra y se convirtió también en su amante a los catorce años, cuando los padres las mandaron a hacer el liceo en Nantes. Y que nunca más se separaron: juntas llegaron a París en 1917, juntas se sumergieron en la bohemia loca de aquellos años y juntas se fueron a la isla de Jersey en 1937, cuando sintieron que ya no podían seguir haciendo lo suyo en París.

No se conoció un solo episodio de resistencia armada durante toda la ocupación, pero sí un sonado arresto a estas dos mujeres francesas que vivían más allá del cementerio, en el extremo más alejado de la isla, en una casona de piedra frente al mar. Ambas damas fueron juzgadas y condenadas a muerte por los nazis por sus actividades subversivas. Durante cuatro años, en los bolsillos, o en el interior de los autos, o incluso dentro de los paquetes de cigarrillos, a los soldados y oficiales nazis les aparecieron papelitos doblados con una leyenda escrita a mano en alemán que decía: “Vamos a perder. El Soldado Sin Nombre”. Aquellas dos francesas eran las responsables. Las encerraron en calabozos separados; las dos trataron de suicidarse, así que terminaron juntas en la pequeña sala de hospital de la isla, con la sentencia de muerte pospuesta hasta que se recuperaran. Pero entonces vino el desembarco aliado en Normandía y la retirada de la isla de los alemanes.

Paralelamente a sus actividades públicas, el dúo se dedicó en secreto a hacer esa serie alucinante de autorretratos que, hasta donde se sabe, nunca mostraron en público, salvo camufladas dentro de algún collage en sus dos libros surrealistas. Nunca volvieron a París. Lucia murió en 1954, en La Rocquaise; salió débil de la cárcel y nunca logró recuperarse. Suzanne la sobrevivió veinte años, pero tampoco se movió de la isla.

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