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Los secretos de la ballena franca austral, un monumento natural de la Patagonia

Se trata de una especie propia del hemisferio sur y que es considerada en peligro de extinción. De los 100 mil ejemplares previos a las matanzas estiman que han quedado unos 7 mil.

En el año 1984 mediante la Ley Nacional N° 23.094/84, se declaró Monumento Natural a la ballena franca austral (Eubalaena australis).

Se trata de una especie propia del hemisferio sur, un mamífero marino de unos 12 ó 13 metros de largo y un peso en los adultos de entre 30 y 40 toneladas.

Un siglo atrás esta especie estuvo casi al borde de la extinción y gracias a esta declaración en la actualidad se encuentra protegida en aguas territoriales de nuestro país. Se calcula que de los 100 mil ejemplares previos a las matanzas han quedado unos 7 mil.

La cabeza ocupa casi un tercio de su cuerpo y en ella se destaca una gran boca curva con unas 220 a 260 barbas córneas o "ballenas" de más de un metro de largo y hasta un máximo de 2,7 metros, colgadas a cada lado de la quijada superior. Con ellas filtra el agua reteniendo pequeños organismos de los cuales se alimenta.

Debido a su natación lenta y a la particularidad de que flota al morir, la ballena franca austral se cuenta entre los cetáceos que sufrieron la mayor presión de explotación comercial que tuvo lugar entre los siglos XVII y principios del XX.

Vale destacar que un monumento natural es una categoría de conservación que pueden ser áreas, cosas, especies vivas de animales o plantas, de interés estético, valor histórico o científico, a los cuales se les acuerda protección absoluta.

La ballena franca austral habita una amplia franja que va de los 20° a los 60° de latitud en los océanos Pacífico sur, Atlántico sur e Índico sur. Es posible encontrarla en aguas pertenecientes a Argentina, Australia, Chile, Uruguay, Tristán de Acuña y Nueva Zelanda.

La provincia de Río Negro (Argentina) declaró a la ballena franca austral “Monumento Natural Provincial” mediante la ley Nº 4066, sancionada el 6 de abril de 2006. Lo mismo hizo la provincia de Santa Cruz (Argentina) mediante la ley Nº 2643, sancionada el 13 de marzo de 2003.

Además de su protección a nivel nacional, está protegida a nivel mundial por la Comisión Ballenera Internacional que prohíbe su caza y la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna que prohíbe toda acción de comercio internacional de sus productos por estar incluida en su Apéndice I.

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