Un príncipe en la ciudad de La Plata
En agosto de 1924, Humberto de Saboya vino de visita a la Argentina. Uno de los lugares que recorrió fue el Parque Pereyra Iraola.
CULTURAInolvidable y muy querida escritora.
18/04/2022 - 00:00hs
En el invierno de 1953 en París llovió más de la cuenta, provocando que el plácido Sena creciera y desbordara como nunca antes en ese siglo. María Elena Walsh estaba allí, trabajando como cantante. Recordaba que el agua se metía en los sótanos, provocando que emergiera a la superficie una abundante población subterránea que asoló la ciudad: las ratas.
Las ratas trepaban por las paredes rugosas y se deslizaban por las cañerías de las casas del barrio que habitaba María Elena. Ella vivía en el quinto piso de un hotelucho y hasta allí llegaron, dispuestas a comer todo lo que estuviera a su alcance. No tuvo más remedio que convivir con ellas durante largos días y agitadas noches. La campaña de exterminio tomó a todos desprevenidos y tardó en hacer efecto.
Evocando esa ciudad sitiada, dijo María Elena Walsh: “Mientras tanto, solo quedaba una solución: los gatos. En el hotel había dos y cada noche se sorteaba uno, para que el inquilino de la pieza pudiera dormir tranquilo. El resto del tiempo había que apelar a inútiles precauciones, porque el ratonerío se las sabía todas. Fueron días de importante aprendizaje vital, como el de un náufrago en una isla poblada de fieras o el de un navegante del Amazonas, amenazado por los cocodrilos y las serpientes colgadas como lianas”.