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Salud MentalEn 2002 se descubrieron los restos de cuatro personas en un cementerio: tres formaban parte de una familia y el individuo restante, que se encontraba separado del resto, era un misterio. Los investigadores develaron lo sucedido.
27/10/2021 - 01:04hs
Un grupo de científicos logró revelar un caso de homicidio ocurrido hace 1.300 años en un cementerio chino, según un estudio publicado en la revista científica Archaeological and Anthropological Sciences.
Se trata del esqueleto de un joven que fue encontrado en una tumba de 2.000 años de antigüedad situada en el cementerio de Shiyanzi, en Ningxia, lugar descubierto por trabajadores de la construcción ocupados en un oleoducto a principios de este siglo.
Hace casi 20 años se descubrieron los restos de cuatro personas: un hombre, una mujer, un adolescente y el esqueleto de la víctima, que estaba separado del resto. Junto a los miembros de la familia se halló el otro cuerpo, cuya antigüedad era de 700 años menos y que parecía no tener nada que ver con ellos, interrogante que llevó a los científicos a conjeturar que se trató de un ladrón de tumbas que fue asesinado o murió por accidente mientras intentaba robar.
El equipo de investigadores, dirigido por la Universidad Texas A&M, determinó que los restos se encontraban a 14 pies sobre el piso de la cámara funeraria, lo que sugiere que murió un tiempo significativo después de un robo que sufrió la tumba.
Tras estudios, los especialistas concluyeron que el joven fue víctima de un ataque y no trató de robar en la tumba. Un intruso lo habría apuñalado y después arrojó su cuerpo para ocultar el crimen.
Había “13 marcas de fuerza afilada en forma de V en el esqueleto, con la peor ubicación en la cara”, informaron los expertos. Sin embargo, precisaron que no eran lo suficientemente profundas como para haber matado al hombre. Lo que pudo haberlo hecho fueron puñaladas en las costillas que perforaron órganos vitales como su corazón o pulmones.
“Podemos concluir que la víctima del asalto no formaba parte del equipo de robo original, basándonos en el hecho de que el relleno del pozo vertical objeto del robo se acumula de forma natural, y la víctima fue encontrada a unos 4,5 metros por encima del suelo de la cámara funeraria, lo que significa que debió de pasar un tiempo considerable después del robo”, explicó el investigador Wang Qian en declaraciones a la prensa.
Para concluir, señaló que “la estrategia de ocultar los cuerpos de las víctimas en tumbas o cementerios existentes” se practicó desde la antigüedad.