Reparan instrumentos musicales para una orquesta escuela con apoyo de EDELAP
Renuevan los instrumentos de la Orquesta Escuela de Berisso para que los niños sigan aprendiendo durante la pandemia.
Así lo planteó a diario Hoy la doctora Elisa Estenssoro, quien fue jefa de la unidad de Terapia Intensiva del Hospital San Martín por 22 años y actualmente es asesora del Ministerio de Salud bonaerense.
18/04/2021 - 00:00hs
Es clara la situación de crisis sanitaria que se vive por el avance desproporcionado de la segunda ola de coronavirus, que tiene como uno de sus epicentros a la ciudad de La Plata. Desde la comunidad médica advierten que habrá una “catástrofe sanitaria” si no hay una verdadera toma de conciencia y limitación de la circulación.
Diario Hoy dialogó con la doctora Elisa Estenssoro, que fue jefa de la unidad de Terapia Intensiva del Hospital Policlínico San Martín durante 22 años y actualmente es asesora en el Ministerio de Salud bonaerense.
—¿Cómo analiza esta situación tan grave que se vive en la ciudad de La Plata?
—En estos últimos días hubo un cambio en el comportamiento de la pandemia, se registró un incremento muy marcado de los casos y esto tiene claras implicancias en el sistema de salud; no hay sistema que pueda sostener esto. Habrá un 20% que requerirá internación y, de ellos, entre un 5% y un 25% necesitarán terapia intensiva. Es una cuestión matemática: más aumentan los contagios, más sube el número de pacientes para UTI. Los pacientes entran y se quedan por lo menos 14 días, vayan a sobrevivir o no. Si seguimos de esta forma, sin un claro corte de la circulación del virus en la comunidad, estamos destinados a una catástrofe sanitaria.
—¿Cómo se maneja esta situación de alta ocupación de camas?
—El Ministerio de Salud tiene armado un sistema de derivación dentro de la Provincia que funciona, pero cada vez se endurece porque todos los centros se van quedando sin camas: muchas veces queda un lugar solo cuando alguien fallece. Se fue totalmente de los cánones previsibles, todos estamos asustados porque esto nos va a llevar a situaciones que no queremos, como esto de decirle a la gente que no hay más camas.
—Usted trabajó hasta hace poco en el San Martín, donde ya se evalúa usar el protocolo “Última cama”. ¿De qué se trata?
—Es una cuestión que se viene discutiendo hace mucho, no solo en Argentina, sino en el mundo. Más que protocolos son guías, que tratan de definir quiénes son los pacientes que se verían más beneficiados cuando no haya camas disponibles. Son efectuadas de formas multidisciplinarias que aparecen después de discusiones con sociólogos abogados, médicos. Se trata de tener presente cuán reversible es una situación. Porque hay pacientes muy graves que no tienen posibilidad de reversión y no se benefician en nada de estar en la UTI. Solo se agrega dolor, cuestiones totalmente innecesarias, entonces el protocolo apunta a esta cuestión. Siempre se ha planteado, pero hoy tiene otra dimensión esta discusión.
—¿Cuál es el estado de ánimo entre sus colegas?
—Todos venimos de un año que fue terrible, porque fue enfrentar algo que no conocíamos y veíamos, que causaba estragos en el mundo y hacia fallar a los sistemas de salud más poderosos; entramos a la pandemia con alto grado de incertidumbre. Luego se fue logrando que el número de casos no fuera tan masivo y así hubo lugar para atender a todos. Fue un año de intenso trabajo. Todo esto significó un aluvión de pacientes gravísimos al mismo tiempo y una serie de hechos que antes no vivimos, como la colocación de los equipos de protección, el contagio y hasta el fallecimiento de integrantes de los equipos de salud, los aislamientos... Fue un coctel terrible que le hizo muy mal a la psiquis de toda la comunidad de terapia intensiva. Si bien quienes estamos en UTI estamos de alguna forma acostumbrados a lidiar con el concepto de la mortalidad, esto fue muy sorprendente, nadie lo esperaba.
—¿Qué le diría a la gente que no acata las medidas de prevención?
—Uno puede entender el hartazgo de la sociedad, nosotros también lo vivimos, pero esta segunda ola nos está golpeando más que la primera. Hay que tener conciencia de que estamos viviendo un momento único en la historia de la humanidad y las cuestiones individuales deben dejarse de lado en pos del bien común, porque de esto no nos salvamos solos.