Ciencia

La NASA ahora puede predecir las erupciones volcánicas

Aunque los científicos planean probar el método en otros volcanes, la precisión alcanzada permite anticiparse meses, incluso años a las erupciones.

No hay dos volcanes que se comporten exactamente de la misma manera. Pese a esta realidad, científicos de la NASA desarrollaron un nuevo método para anticiparse al mo­mento en que estos gigantes entran en erupción. Se trata de un sistema que se basa en el uso de radares y datos satelitales que brinda la posibilidad de predecir erupciones volcánicas meses o incluso años antes de que sucedan.

Hasta ahora, para aproximarse al momento preciso en que un volcán entraba en erupción los expertos se basaban en el aumento en la actividad sísmica (como ocurrió recientemente con el volcán Fadragalsfjall, en Islandia, el cual sigue arrojando lava), cambios en las emisiones de gases e, incluso, en la deformación de los suelos. Para esto hacía falta un monitoreo exhaustivo y, como mucho, podía predecirse la erupción con pocos días de antelación.

El nuevo método, cuya investigación fue promovida por científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y de la Universidad de Alaska Fairbanks, utiliza los datos del aumento sutil pero significativo de las emisiones de calor en grandes áreas del volcán en años previos a las erupciones. Esto, según los autores del estudio, permite saber cuándo el volcán despierta mucho antes de que cualquier otra señal se active.

La investigación abarcó a varios tipos de volcanes que han entrado en erupción en las últimas dos décadas. Sobre esta base, el equipo analizó los registros, año tras año, de datos de calor a través de los espectrorradiómetros de imágenes de resolución moderada (Modis) a bordo de los satélites Terra y Aqua de la NASA.

A pesar de las diferencias en los volcanes, los resultados fueron sorprendentes: en todos los casos, en los años previos a las erupciones la temperatura de la superficie del volcán aumentó aproximadamente un grado Celsius desde su estado normal. Y comprobaron, finalmente, que la temperatura disminuyó después de cada erupción.

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