Víctimas de delitos se reunieron con presos en la cárcel de Olmos

En la Unidad nº1 de Olmos, un grupo de personas que sufrieron hechos de delincuencia mantuvieron un encuentro con hombres privados de su libertad. Durante esta inusual reunión, que sirvió como punto de unión entre víctimas y victimarios, se reflexionó sobre la idea de que todos son sujetos de derecho y sobre la búsqueda de “la conciliación social”. 

Al respecto, Sebastián Pereiro, subsecretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, manifestó que “es uno de todos los pasos que se van a dar para que se escuchen entre ambas partes, ya que no debe haber una batalla sino que hay que buscar la conciliación social”. A su vez, el funcionario subrayó que para este encuentro “el Servicio Penitenciario Bonaerense prestó colaboración desde un primer momento”.

La reunión se llevó a cabo entre internos de diferentes penales que están estudiando carreras universitarias y personas pertenecientes al espacio “Víctimas por la Paz”, de la ONG Pensamiento Penal, que preside el juez de Necochea, Mario Juliano.

Juliano es, además de juez del Tribunal en lo Criminal nº1 de dicha ciudad, mentor de esa fundación:  “Víctimas por la Paz nació porque ciertas personas que habían sufrido episodios de violencia no solicitaban mano dura, sino que entendían que el modo de afrontar esta situación era con la pacificación a través de los canales de la convivencia, sin que esto implicara obviar los mecanismos de la Justicia”. 

Uno de los damnificados de la delincuencia que participó del encuentro fue Sergio Núñez, oriundo de Tandil, que en su momento buscó a los integrantes de una patota que atacó a su hijo adolescente. Lejos de querer vengarse por lo sucedido, este hombre quería mostrarle a los delincuentes que otro futuro es posible. Con ese fin inauguró en el fondo de su casa una “bicicletería solidaria”, proyecto en el que hoy trabajan juntos su hijo y sus agresores. 

Similar es el caso de Sandra Ajargo, quien a pesar de que su hijo fue asesinado en 2011, sostuvo que:  “Así como yo sufrí, las familias de las personas que mataron a mi hijo también sufren. A mí me gustaría que los internos puedan mejorar”. 

En ese punto coincidió con Ricardo, uno de los internos presentes, quién reflexionó sobre el hecho de que “la víctima y el victimario se encuentran en un punto, que es el dolor, eso marca un momento de inflexión en cualquier persona”. 

Pablo, interno que cursa la carrera de Sociología, concluyó: “Este tipo de encuentros nos emocionan mucho. Es importante saber que somos parte de la sociedad y que hay un Estado que invierte en nosotros y confía en que podemos demostrar que, aún estando privados de nuestra libertad, somos capaces de mejorar”.

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