Vecinos de San Nicolás y Ramallo conviven a diario con las afecciones que provoca el humo de las quemas en el Delta. Lo resumen en tres conceptos: angustia, impotencia y lucha.
Los incendios en la zona de islas del Delta del Paraná no solo perjudican a los vecinos de Rosario y Santa Fe, sino que en la provincia de Buenos Aires también se sienten en el cuerpo las consecuencias de las quemas intencionales.
San Nicolás, Ramallo, San Pedro y Zárate son las localidades del norte bonaerense más afectadas e incluso, en las últimas horas, el humo llegó a impactar en La Plata. Pero, ¿cómo es vivir entre el humo de manera constante?
“La quema en las islas es de hace muchísimos años, pero a partir de la pandemia se vio más intensificada; y la gente se empezó a preocupar por lo que estaba pasando el año pasado en todas las ciudades ribereñas”, señaló a diario Hoy Ángeles Pletz desde San Nicolás.
La activista agregó que a los vecinos les empezaron a preocupar las quemas al momento de ver afectada su salud; pero no tanto los motivos detrás de los incendios, como los negocios del agro o inmobiliarios.
“En San Nicolás hay varias agrupaciones que vienen hace mucho tiempo tratando de compartir los problemas ambientales, porque no es solamente la quema de los humedales, sino una suma de factores que se tiene que defender entre todos”, sostuvo Pletz.
Por eso lamentó que les marcaran a los ambientalistas su participación y aseguró que hay “mucha falta de conciencia, mucha falta de información; pero al menos en las últimas movilizaciones se han sumado más personas”.
Desde la ciudad de Ramallo, Oscar Mollevi señaló a diario Hoy que lo que se vive con los incendios es una conjunción entre preocupación, hartazgo y bronca; porque conviven con el humo casi en cotidiano desde hace tres años, cuando se profundizaron las quemas.
“Vivimos con el humo en las casas, en la calle, no se puede respirar, es vivir constantemente con estado de fatiga, picazón en la garganta, irritaciones en los ojos. También afecta el tránsito, porque esto provoca accidentes. Es muy compleja la situación”, describió.
Para Mollevi, los vecinos de la región están “en una situación de emergencia aunque no se lo declare así”, y la preocupación ronda porque la problemática se agrava pero no aparecen las soluciones.
“Hay que seguir la vida de igual manera, con el humo en el aire. Vivo a una cuadra de la zona del río, y cuando nos afecta el viento norte y noreste es cuando más humo tenemos; es despertarse a la noche con ese olor dentro de la habitación, despertás ahogado”, lamentó.
Oscar marcó que, junto a los vecinos organizados en asamblea, reclaman por la Ley de Humedales que se trabajó durante años, pero no tiene avances en el Congreso.
“Perdió estado parlamentario en tres oportunidades. Es una ley que convocó a organizaciones, a científicos, gremios; es una ley muy completa y, sin embargo no avanza por el lobby de los poderes concentrados”, cerró el vecino de Ramallo.