Birmania: el Ejército tomó el control del gobierno y declaró estado de emergencia

Así lo anunció en una conferencia de prensa el vocero del Ejército, esto ocurre luego de la detención del presidente y de la líder del partido gobernante, Aung Suu Kyi, entre otras figuras del gobierno

Internacional

01/02/2021 - 04:35hs

Tras semanas de movilización militar y denuncias de fraude electoral, el Ejército de Myanmar detuvo hoy a la máxima líder del partido gobernante y premio Nóbel de la Paz, Aung San Suu Kyi, y la fuerza política denuncia "un golpe de Estado".

"Oímos decir que está detenida en Naypyidaw (la capital del país), suponemos que el ejército está organizando un golpe de Estado", denunció el vocero del partido gobernante, Liga Nacional para la Democracia, Myo Nyunt, según la agencia de noticias AFP.

El mismo dirigente informó que otros directivos del partido fueron arrestados en las últimas horas, una denuncia que las fuerzas armadas no confirmaron.

Desde hace semanas, la cúpula militar denuncia un presunto fraude en las elecciones de noviembre pasado, en las que el partido de Aung San Suu Kyi ganó con una abrumadora mayoría para volver a formar Gobierno y continuar en el poder.

El nuevo Parlamento debía asumir en las próximas horas, y los militares pidieron varias veces que se retrasara el inicio de las sesiones hasta que se investigaran las denuncias de irregularidades electorales que inició la oposición y replicaron múltiples líderes militares.

Solo la semana pasada, el vocero del Ejército, Zaw Min Tun, aseguró en una conferencia de prensa: "Las elecciones no fueron libres ni justas". Y exigió revisar el proceso antes de que asuma el nuevo Parlamento y, por ende, un nuevo mandato de Gobierno.

Estas declaraciones provocaron que decenas de embajadas, entre ellas las de las principales potencias occidentales, pidieran a todas las autoridades de Birmania "adherirse a las normas democráticas".

La llegada al poder de Aung San Suu Kyi y su partido en 2011, tras la disolución de la junta militar que gobernó al país durante medio siglo, generó una esperanza en la comunidad internacional y dentro del país del Sudeste Asiático.

Sin embargo, poco después, el Gobierno de la premio Nobel de la Paz apoyó y asumió como propia la política de limpieza étnica y genocidio -según denunció la ONU y las organizaciones humanitarias presentes en la zona- contra la minoría musulmana rohingya.

Esto le costó la condena de los mismos Gobiernos y ONGs que durante años apoyaron su lucha democrática, y hasta le valió que le retiraran varios reconocimientos de derechos humanos.

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