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COVID-19Murtaza conmovió a todo el mundo. Sin embargo, en su pueblo se reían de él. “Todo el mundo se metía conmigo, me decían que vestía con plástico”, recuerda ahora cinco años después.
16/08/2021 - 23:19hs
La historia de Murtaza Ahmadi dio la vuelta al mundo en 2016. Este niño afgano, que por aquel entonces tenía cinco años, se hizo viral después de que su hermano subiera en Facebook una fotografía suya con una camiseta de plástico con el nombre y el número de Leo Messi.
Messi quiso conocerlo y finalmente sí hubo un encuentro mediático y muchas más instantáneas. Sin embargo, Murtaza fue poco a poco quedando en el olvido y ahora un reportaje publicado por ‘Bleacher Report’ ha desvelado qué ocurrió después, sacando a la luz un estremecedor relato.
El portal estadounidense ha publicado un video en el que Murtaza y su familia narran el infierno que ha supuesto la historia de la camiseta hecha con una bolsa de plástico.
“Mi hermano me dijo que tenía que hablar conmigo y me llevó a casa, escribió Messi, me dio la camiseta de plástico y dijo ‘Murtaza Messi’. Estaba contento, era como un futbolista”, comienza a relatar el protagonista de la historia.
“Le hice una foto y la subí a Facebook”, cuenta Hamayoun, el hermano mayor de Murtaza. Lo que no esperaba esta familia afgana era que aquella instantánea fuera el inicio de una verdadera pesadilla que incluye amenazas, un intento de huida, miedo a ser secuestrado y, finalmente, el exilio del pequeño en Kabul, la capital del país, separado de su familia por precaución.
Cuando publicaron la imagen en Facebook no tardó en correr como la pólvora. Murtaza conmovió a todo el mundo. Sin embargo, en su pueblo se reían de él. “Todo el mundo se metía conmigo, me decían que vestía con plástico”, recuerda ahora.
Más tarde, la familia Ahmadi recibía una buena noticia: a Murtaza le habían dado la oportunidad de viajar a Doha y conocer a Messi, lo que podía suponer el comienzo de una vida mejor. De ese encuentro salieron multitud de instantáneas que, de nuevo, dieron la vuelta al mundo.
Como era de esperar, a la vuelta la situación de los Ahmadi empeoró: todo el mundo creía que regresaban con una gran cantidad de dinero donada por Messi y que la estaban escondiendo. Y llegaron las amenazas, incluso de secuestro. La gente solía parar a Murtaza camino del colegio y le preguntaba si era el Pequeño Messi. “Les decía que no, que era su hermano”, explica el niño en el documental de ‘Bleacher Report’.
La situación se tornó insostenible y Murtaza dejó de ir al colegio, de jugar con sus amigos y hasta de salir a la calle. Finalmente, su familia le mandó con su tío a Kabul, a 300 kilómetros de casa. Y aunque tenía a sus primos para jugar en casa, el miedo a salir a la calle persistió.